Israel cae mal en Occidente. En Occidente hay ciertos tópicos que se mantienen contra viento y marea: 1) El Che Guevara fue un pacifista convencido; 2) Estados Unidos es el país más malvado que existe; 3) Israel asesina con la connivencia de Estados Unidos.
Hay que recordar que Israel es la única democracia de la zona. Compárese con Egipto donde Hosni Mubarak es presidente desde 1981. O el sirio Hafez El Asad que fue presidente desde 1970 a 2000 y a quien le sucedió su hijo. ¿Es democracia un presidente que está 30 años en el poder y a quien le sucede su hijo? ¿Qué se diría de Estados Unidos si un mismo presidente llevase 30 años gobernando?
Israel es un país en que el presidente del gobierno Moshe Katsav fue acusado de acoso sexual. ¿Sería procesado un primer ministro o un presidente de otro país de la zona por una causa semejante?
Israel es un país que tuvo una primera ministra, Golda Meir, desde 1969 hasta 1974; compárese este hecho con la situación de la mujer en el mundo árabe.
Israel tiene un jugador árabe de fútbol como una de sus máximas estrellas: Abbas Suan. Israel es un país en el que existe, desde 2006, una ley de parejas de hecho, mientras que en muchos países árabes la homosexualidad es delito. También se permite que los homosexuales adopten niños.
Israel tiene un ministro de Ciencia, Cultura y Deporte que es árabe: Raleb Majadele
Israel tiene un árabe que es juez del Tribunal Supremo: Salim Joubran
Israel es un país que ha multiplicado su PIB en un 60% en 60 años. Tiene más de 300 empresas en el sector de la tecnología. Israel tiene una densidad de empresas de tecnología sólo superada por Sillicon Valley en California. Además, después de Estados Unidos y Canadá, es el tercer país con más empresas listadas en el índice tecnológico Nasdaq de Nueva York, con 100 empresas.
Decía Golda Meir, la que fue primera ministra, que los palestinos odian más a los judíos de lo que aman a sus hijos. Por eso a los fundamentalistas islámicos no les importa engañar a un chaval desde pequeño y matarlo en nombre de la causa palestina o cualquier otra causa. No hay que olvidar que Hamas no representa a todos los palestinos. Hay quienes votan a Al Fatah. Por esa razón, Riad el Malki, ministro de Asuntos Exteriores de la Autoridad Nacional Palestina ha dicho en esta entrevista que “a Hamas no le importan los muertos. Hamas quiere el control de la frontera con Egipto”. Y por esta razón ha habido palestinos que han colaborado con el ejército israelí al objeto de acabar con Hamas.
No todos los muertos son iguales. Los muertos palestinos venden mucho y bien en los telediarios. Pero, cuando los muertos son otros y son muertos como resultado de matarse entre ellos, no tienen cabida en los telediarios. Recuérdese lo que está pasando en el Congo. Ni el presidente dice nada, ni los actores firman manifiestos exigiendo el cese de las hostilidades en el Congo. Si leen la noticia, verán que la información la da Cáritas a través de una Radio Congoleña. En el Congo no hay despliegue gigantesco de la CNN, ni son muertos lo bastante importantes como para figurar en las portadas o en las recogidas de firmas de los actores o intelectuales. El intelectual: aquel que hace de su vida el pensar sobre lo humano y lo divino. Como si un físico nuclear, un geólogo o un mecánico de coches no pensasen.
Como tampoco hay manifestaciones, ni comunicados conjuntos ni nada parecido, cuando se matan en Darfur. Ahí cuesta más elegir entre buenos y malos. Son negros matando negros. El complejo de culpa de Occidente no funciona aquí. Da igual que se lleven matando desde 2003. Como tampoco les importaron jamás los 13.000 muertos en la guerra civil en Nepal. Seguramente ni saben dónde está Nepal y Darfur. El domingo 11 de enero de 2009 hubo una manifestación de pacifistas que terminó con pedradas contra la embajada de Israel y donde se quemaron banderas israelíes. También hubo manifestaciones a favor de Israel en varios países de Europa, aunque, curiosamente, apenas tuvieron eco en los medios de comunicación españoles. La manifestación era por la paz y por eso incluyó a destacados pacifistas como Juan Ignacio de Juana Chaos quien asistió a la manifestación que tuvo lugar en Belfast. El periodista Santiago González recuerda en su bitácora el momento en que el periódico El País también tildaba a De Juana Chaos como hombre de paz. Y en otra entrada recuerda que no solo la izquierda española se puso sobre los hombros el pañuelo palestino. Ya lo había hecho antes Arnaldo Otegi.
La imagen de los niños muertos es muy usada por Hamas para atraer la atención del mundo sobre la guerra en Gaza. Pero nadie se manifiesta, ni se menciona la palabra genocidio cuando los muertos los causa Hamas a Al Fatah como ocurrió en la guerra civil de 2006. Es decir, cuando son palestinos quienes matan palestinos. Nadie se manifestó en Madrid por los 700 muertos de esa guerra, ni por los 170 ejecutados que Hamas infligió a la Autoridad Nacional Palestina. No hubo fotos de niños muertos, ni banderas palestinas quemadas, ni gritos de genocidio. Porque cuando el supuesto débil machaca al supuesto débil: no hay dolor de Occidente. Porque es el eterno complejo de culpa de Occidente el único desencadenante de estas manifestaciones. Porque solo hay manifestaciones cuando el fuerte machaca al débil. Si el débil mata al débil, a nadie le importa. El uso y la manipulación que Hamas y los palestinos en general hacen del valor de las imágenes en Occidente son legendarios. Ya se ha acuñado el término “Pallywood” un cruce entre Palestina y Hollywood.
Existe un clásico documental sobre cómo utilizan las lágrimas de Occidente y sus 3 minutos de gloria en los telediarios. De igual manera que en 2006, durante la guerra entre Israel y el Líbano, se produjo el Reutersgate. Uno de los fotógrafos de la agencia Reuter, Adnan Hajj, había manipulado varias imágenes tomadas en Beirut con el fin de incrementar la maldad de los bombardeos israelíes. A Hamas no le importa demasiado la vida de los palestinos. Por esa razón coloca polvorines y depósitos de armas en edificios civiles, hospitales, escuelas o mezquitas. No quiere salvar la vida de los otros palestinos, sino dañar hasta el máximo la imagen de Israel a fin de destruirla. ¿Qué diríamos si Marruecos lanzase cohetes sobre Ceuta o Melilla y los militares españoles colocasen sus defensas junto a hospitales o colegios? ¿Qué pensaríamos si los depósitos de armas del Ejército Español estuviesen en medio de las ciudades al lado de los edificios donde viven civiles? ¿Seríamos tan pacifistas si Marruecos lanzase cohetes sobre Ceuta y Melilla?
Hay en Occidente un pensamiento que se pone del lado de causas que jamás toleraría si ocurriesen en su propio campo. El 23 de enero de 2009 Hamás lanzó misiles desde el edificio de prensa internacional en Gaza. Una periodista de Al-Arabiya relata -creyendo que las cámaras no grababan- cómo Hamas usa instalaciones civiles para lanzar misiles contra Israel. Incluso se ríe. Y en ocasiones disparan cohetes desde escuelas. Hay un engaño lingüístico constante cuando se habla de la guerra en Gaza. Muchos políticos españoles llaman “conductas irresponsables” a que Hamas lance cohetes sobre Israel. Y a que Israel conteste se le llama “reacciones desproporcionadas”. Es un uso lingüístico manipulador hablar de “desproporción” porque jamás las guerras fueron proporcionadas.
Quizá Darío III fue desproporcionado cuando opuso 1 millón de hombres a los 35.000 que Alejandro Magno llevaba consigo al invadir Persia. Quizá Jerjes fue desproporcionado al invadir Grecia con 2 millones de hombres. Quizá los legionarios romanos fueron desproporcionados al matar a 25.000 soldados de las falanges macedónicas, mientras que ellos apenas llegaron a 1.000 bajas en la batalla de Pidna. O quizá fueron desproporcionados los alemanes al invadir Polonia con sus divisiones Pánzer, mientras que el ejército polaco aún tenía caballería.
Las guerras no son proporcionadas. Por eso son guerras. Si queremos proporción hemos de buscar en el deporte con boxeadores que compiten por pesos o hemos de buscar en las pruebas de ingreso a la policía en las que los exámenes físicos para mujeres son más fáciles para que sean proporcionados. Las guerras son guerras en las que el más fuerte gana. Vivimos tan conmocionados por las escenas de los telediarios que de una obviedad hemos hecho un descubrimiento. Durante los últimos bombardeos, Israel mató a Nizar Rayan quien había encabezado la campaña de usar civiles palestinos como escudos humanos. Sugirió colocar palestinos –mujeres y niños- en los tejados de las casas de los dirigentes de Hamas para protegerlos de los israelíes. El propio Rayan murió dentro de su casa en la que se hallaba escondido junto a toda su familia. Esto muestra que a los dirigentes de Hamas les importa más destruir Israel que la vida de sus conciudadanos. Lo vital para ellos es destruir Israel: si para eso mueren miles de palestinos, es cosa nimia. No sé ustedes, pero yo no me escondería en una casa con mi familia si supiera que yo era un objetivo militar. Me alejaría y, quizá, daría la cara a fin de salvar a mis seres queridos. Pero Hamas sabe que un niño muerto es la cabecera de un telediario. Hamas sabe que militarmente no puede derrotar a Israel, de modo que necesita víctimas con las que ganar la batalla de los medios y la opinión pública. Nizar Rayan no estaba luchando con un fusil en la mano, sino que se escondió en su casa junto a su familia porque sabía que venían por él y así tendría un montón de valiosos mártires.
Hay que recordar que Israel es la única democracia de la zona. Compárese con Egipto donde Hosni Mubarak es presidente desde 1981. O el sirio Hafez El Asad que fue presidente desde 1970 a 2000 y a quien le sucedió su hijo. ¿Es democracia un presidente que está 30 años en el poder y a quien le sucede su hijo? ¿Qué se diría de Estados Unidos si un mismo presidente llevase 30 años gobernando?
Israel es un país en que el presidente del gobierno Moshe Katsav fue acusado de acoso sexual. ¿Sería procesado un primer ministro o un presidente de otro país de la zona por una causa semejante?
Israel es un país que tuvo una primera ministra, Golda Meir, desde 1969 hasta 1974; compárese este hecho con la situación de la mujer en el mundo árabe.
Israel tiene un jugador árabe de fútbol como una de sus máximas estrellas: Abbas Suan. Israel es un país en el que existe, desde 2006, una ley de parejas de hecho, mientras que en muchos países árabes la homosexualidad es delito. También se permite que los homosexuales adopten niños.
Israel tiene un ministro de Ciencia, Cultura y Deporte que es árabe: Raleb Majadele
Israel tiene un árabe que es juez del Tribunal Supremo: Salim Joubran
Israel es un país que ha multiplicado su PIB en un 60% en 60 años. Tiene más de 300 empresas en el sector de la tecnología. Israel tiene una densidad de empresas de tecnología sólo superada por Sillicon Valley en California. Además, después de Estados Unidos y Canadá, es el tercer país con más empresas listadas en el índice tecnológico Nasdaq de Nueva York, con 100 empresas.
Decía Golda Meir, la que fue primera ministra, que los palestinos odian más a los judíos de lo que aman a sus hijos. Por eso a los fundamentalistas islámicos no les importa engañar a un chaval desde pequeño y matarlo en nombre de la causa palestina o cualquier otra causa. No hay que olvidar que Hamas no representa a todos los palestinos. Hay quienes votan a Al Fatah. Por esa razón, Riad el Malki, ministro de Asuntos Exteriores de la Autoridad Nacional Palestina ha dicho en esta entrevista que “a Hamas no le importan los muertos. Hamas quiere el control de la frontera con Egipto”. Y por esta razón ha habido palestinos que han colaborado con el ejército israelí al objeto de acabar con Hamas.
No todos los muertos son iguales. Los muertos palestinos venden mucho y bien en los telediarios. Pero, cuando los muertos son otros y son muertos como resultado de matarse entre ellos, no tienen cabida en los telediarios. Recuérdese lo que está pasando en el Congo. Ni el presidente dice nada, ni los actores firman manifiestos exigiendo el cese de las hostilidades en el Congo. Si leen la noticia, verán que la información la da Cáritas a través de una Radio Congoleña. En el Congo no hay despliegue gigantesco de la CNN, ni son muertos lo bastante importantes como para figurar en las portadas o en las recogidas de firmas de los actores o intelectuales. El intelectual: aquel que hace de su vida el pensar sobre lo humano y lo divino. Como si un físico nuclear, un geólogo o un mecánico de coches no pensasen.
Como tampoco hay manifestaciones, ni comunicados conjuntos ni nada parecido, cuando se matan en Darfur. Ahí cuesta más elegir entre buenos y malos. Son negros matando negros. El complejo de culpa de Occidente no funciona aquí. Da igual que se lleven matando desde 2003. Como tampoco les importaron jamás los 13.000 muertos en la guerra civil en Nepal. Seguramente ni saben dónde está Nepal y Darfur. El domingo 11 de enero de 2009 hubo una manifestación de pacifistas que terminó con pedradas contra la embajada de Israel y donde se quemaron banderas israelíes. También hubo manifestaciones a favor de Israel en varios países de Europa, aunque, curiosamente, apenas tuvieron eco en los medios de comunicación españoles. La manifestación era por la paz y por eso incluyó a destacados pacifistas como Juan Ignacio de Juana Chaos quien asistió a la manifestación que tuvo lugar en Belfast. El periodista Santiago González recuerda en su bitácora el momento en que el periódico El País también tildaba a De Juana Chaos como hombre de paz. Y en otra entrada recuerda que no solo la izquierda española se puso sobre los hombros el pañuelo palestino. Ya lo había hecho antes Arnaldo Otegi.
La imagen de los niños muertos es muy usada por Hamas para atraer la atención del mundo sobre la guerra en Gaza. Pero nadie se manifiesta, ni se menciona la palabra genocidio cuando los muertos los causa Hamas a Al Fatah como ocurrió en la guerra civil de 2006. Es decir, cuando son palestinos quienes matan palestinos. Nadie se manifestó en Madrid por los 700 muertos de esa guerra, ni por los 170 ejecutados que Hamas infligió a la Autoridad Nacional Palestina. No hubo fotos de niños muertos, ni banderas palestinas quemadas, ni gritos de genocidio. Porque cuando el supuesto débil machaca al supuesto débil: no hay dolor de Occidente. Porque es el eterno complejo de culpa de Occidente el único desencadenante de estas manifestaciones. Porque solo hay manifestaciones cuando el fuerte machaca al débil. Si el débil mata al débil, a nadie le importa. El uso y la manipulación que Hamas y los palestinos en general hacen del valor de las imágenes en Occidente son legendarios. Ya se ha acuñado el término “Pallywood” un cruce entre Palestina y Hollywood.
Existe un clásico documental sobre cómo utilizan las lágrimas de Occidente y sus 3 minutos de gloria en los telediarios. De igual manera que en 2006, durante la guerra entre Israel y el Líbano, se produjo el Reutersgate. Uno de los fotógrafos de la agencia Reuter, Adnan Hajj, había manipulado varias imágenes tomadas en Beirut con el fin de incrementar la maldad de los bombardeos israelíes. A Hamas no le importa demasiado la vida de los palestinos. Por esa razón coloca polvorines y depósitos de armas en edificios civiles, hospitales, escuelas o mezquitas. No quiere salvar la vida de los otros palestinos, sino dañar hasta el máximo la imagen de Israel a fin de destruirla. ¿Qué diríamos si Marruecos lanzase cohetes sobre Ceuta o Melilla y los militares españoles colocasen sus defensas junto a hospitales o colegios? ¿Qué pensaríamos si los depósitos de armas del Ejército Español estuviesen en medio de las ciudades al lado de los edificios donde viven civiles? ¿Seríamos tan pacifistas si Marruecos lanzase cohetes sobre Ceuta y Melilla?
Hay en Occidente un pensamiento que se pone del lado de causas que jamás toleraría si ocurriesen en su propio campo. El 23 de enero de 2009 Hamás lanzó misiles desde el edificio de prensa internacional en Gaza. Una periodista de Al-Arabiya relata -creyendo que las cámaras no grababan- cómo Hamas usa instalaciones civiles para lanzar misiles contra Israel. Incluso se ríe. Y en ocasiones disparan cohetes desde escuelas. Hay un engaño lingüístico constante cuando se habla de la guerra en Gaza. Muchos políticos españoles llaman “conductas irresponsables” a que Hamas lance cohetes sobre Israel. Y a que Israel conteste se le llama “reacciones desproporcionadas”. Es un uso lingüístico manipulador hablar de “desproporción” porque jamás las guerras fueron proporcionadas.
Quizá Darío III fue desproporcionado cuando opuso 1 millón de hombres a los 35.000 que Alejandro Magno llevaba consigo al invadir Persia. Quizá Jerjes fue desproporcionado al invadir Grecia con 2 millones de hombres. Quizá los legionarios romanos fueron desproporcionados al matar a 25.000 soldados de las falanges macedónicas, mientras que ellos apenas llegaron a 1.000 bajas en la batalla de Pidna. O quizá fueron desproporcionados los alemanes al invadir Polonia con sus divisiones Pánzer, mientras que el ejército polaco aún tenía caballería.
Las guerras no son proporcionadas. Por eso son guerras. Si queremos proporción hemos de buscar en el deporte con boxeadores que compiten por pesos o hemos de buscar en las pruebas de ingreso a la policía en las que los exámenes físicos para mujeres son más fáciles para que sean proporcionados. Las guerras son guerras en las que el más fuerte gana. Vivimos tan conmocionados por las escenas de los telediarios que de una obviedad hemos hecho un descubrimiento. Durante los últimos bombardeos, Israel mató a Nizar Rayan quien había encabezado la campaña de usar civiles palestinos como escudos humanos. Sugirió colocar palestinos –mujeres y niños- en los tejados de las casas de los dirigentes de Hamas para protegerlos de los israelíes. El propio Rayan murió dentro de su casa en la que se hallaba escondido junto a toda su familia. Esto muestra que a los dirigentes de Hamas les importa más destruir Israel que la vida de sus conciudadanos. Lo vital para ellos es destruir Israel: si para eso mueren miles de palestinos, es cosa nimia. No sé ustedes, pero yo no me escondería en una casa con mi familia si supiera que yo era un objetivo militar. Me alejaría y, quizá, daría la cara a fin de salvar a mis seres queridos. Pero Hamas sabe que un niño muerto es la cabecera de un telediario. Hamas sabe que militarmente no puede derrotar a Israel, de modo que necesita víctimas con las que ganar la batalla de los medios y la opinión pública. Nizar Rayan no estaba luchando con un fusil en la mano, sino que se escondió en su casa junto a su familia porque sabía que venían por él y así tendría un montón de valiosos mártires.