29 de enero de 2010

Periodismo progresista








El periodismo progresista siempre tiende a disculpar al asesino. Quizá la razón básica es que sigue convencido de aquella ocurrencia de Rousseau de que el individuo es irresponsable de sus actos y sólo es víctima de su entorno y la sociedad. Parece imposible que un hombre libre pueda serlo y a la vez ser irresponsable de sus actos, pero para el progresismo es posible.

El 17 de mayo de 2003, una chica de 16 años llamada Sandra Palo que era deficiente mental –lo que en la calle es una retrasada mental-
fue violada, atropellada y asesinada por 4 personas. 3 eran menores y uno era mayor de edad. Sandra Palo fue violada por los 4 amigos. Más tarde la atropellaron con un coche repetidas veces, sujetada por dos de los delincuentes, hasta romperle las piernas por varios sitios. Uno de ellos,antes de que lo detuvieran, se jactaba delante de sus amigos de cómo le impresionaba el ruido que hacían los huesos al romperse cuando pasaba por encima de Sandra con el coche.
La dejaron agonizando y fueron tranquilamente a comprar gasolina. Volvieron, la rociaron con la gasolina adquirida y la quemaron viva.

Uno de los autores apodado El Rafita pasó unos años en un centro de menores y ya ha salido en libertad porque las leyes en España no permiten una condena mayor para un menor. Ahora se encuentra en libertad vigilada: una situación que le obliga a presentarse cada cierto tiempo en comisaría y a recibir la visita de asistentes sociales. A pesar de sus antecedentes, El Rafita sigue delinquiendo y hace unos días fue detenido en Madrid al ser sorprendido
robando un coche. El juez lo dejó en libertad con cargos a las pocas horas.

La cadena de televisión Tele 5 le hizo una
vergonzosa entrevista propia del periodismo progresista en la que la víctima queda diluida en un nombre y el delincuente es presentado como una víctima de su entorno y las malas compañías.

En el primer párrafo ya se lee: “desde que se convirtió en 'Rafita', aquel niño de 14 años que participó en el asesinato de Sandra Palo, el 17 de mayo de 2003” El progresismo siempre juega con las denominaciones. Cuando una niña puede abortar en España con 16 años es una mujer. Cuando se habló de las prostitutas de 18 años de Berlusconi eran niñas.

Luego describe el ambiente de la casa: “Sentado en un sofá raído de una habitación de paredes desconchadas, mientras su familia esperaba en el salón. Una casa atestada de niños, primos, sobrinos, con el barullo de fondo de un hogar desestructurado” Repárese en el tono condescendiente hacia el delincuente. Está sentado, plácido y tranquilo con la paz de quien es dueño de sus actos. Y cómo no: el hogar desestructurado. Siempre el ambiente: el maldito ambiente. El cruel ambiente que llevó a esta víctima a violar, atropellar y carbonizar.

Y sigue: “Rafita me cuenta cómo han sido estos 7 años, el acoso de los medios, el horror de aquel día, y su futuro”. El Rafita no es El Rafita ya, sino Rafita. Al quitarle el determinante se gana en ternura y corrección. Ya no es un violador sino un chavalito travieso. Más tarde es el “acoso de los medios” no habla de revuelo informativo o de presión de los periodistas. No. Es acoso a la pobre víctima por parte de desalmados informadores que no tienen la dulzura de la periodista de Tele 5. Y por último es el “horror de aquel día”. Se le olvida decir a la periodista que el horror lo causó él. Pero al despersonalizarlo con “el horror”, el delincuente queda perdonado y eximido de sus pequeñas travesuras.

Y sigue: “En su habitación hay dos cuadros pintados por él, uno dedicado a su madre, Manuela y el otro un óleo con letras árabes, dice que le costó mucho”. La periodista vincula al delincuente con el sagrado mundo de la cultura. Puesto que pinta, ya podemos percibir claramente que es un artista maltratado por el mundo. Ni siquiera hay un juicio acerca de lo malo que puede ser el cuadro o si lo trazado denota una mentalidad asesina. No. Solo el valor de lo artístico y el fruto de su enorme esfuerzo porque “le costó mucho”.

Y le preguntan: “¿Te sientes acosado? Pobre Rafita, víctima de la iniquidad y la crueldad de los periodistas sin entrañas. La periodista emplea los mismos términos que si hablase del acoso periodístico a la duquesa de Alba. Pues todos sabemos que la pobre duquesa Cayetana en sus ratos libres viola, atropella y carboniza.

Y le preguntan: “¿Qué planes de futuro tienes?” La periodista desvela su dominio absoluto de la lengua española. No se entiende que un plan pueda ser otra cosa que de futuro. Sería extraño tener un plan de pasado.

Y le preguntan: “¿Crees que funciona la reinserción en este país?”La periodista no quiere decir España y dice “este país”. Y le pregunta al delincuente que ya está libre y que ya ha cumplido su condena, si la justicia reintegra en sociedad. ¿Se imagina alguien esta pregunta a un etarra convicto? Las entrevistas masaje donde las preguntas son suaves e inducen a la respuesta aún más azucarada están bien para un político pero no para un delincuente.

Y le preguntan: ¿Cómo pudiste acabar con ellos aquella noche? La periodista realmente quiere decir. Ay Cosita Guapa. Dime cómo acabaste tú que eres un cielo, con esa gentuza fea que te llevó por el mal camino y cuya mala influencia luchaste denodadamente por evitar. Ay mi Cosa Guapa. Pichurrín.
Incluso el presentador Pedro Piqueras dijo algo así como "la madre no parece muy inclinada a perdonar". Como criticando la falta de generosidad de la madre hacia el asesino. Acaso el origen de toda esta comprensión por el criminal tenga su origen en los años 60, cuando se veía en el delincuente un rebelde que iba contra la sociedad opresora. Quizá el relativismo cultural de no saber lo que está bien o lo que está mal; y de decir que todo depende del cristal con que se mire; y de quitarle importancia a hechos aberrantes solo porque lo hacen otras culturas, nos ha hecho llegar a una confusión moral en la que es fácil identificarse con el asesino y acusar a la víctima de falta de buenrollito, generosidad y, cómo no, de exceso de fascismo.

Libertad y responsabilidad son hechos indisociables, señores míos. Trasladar la culpa desde el individuo hasta la sociedad crea seres irresponsables que siempre le encuentran justificación a lo que hacen. Y si no, pueden recurrir a una entrevista progresista en la que al final la culpable sea Sandra Palo por no estar en su casa a las 9 de la noche. Como están las señoritas decentes.

23 de enero de 2010

El lado oscuro del alma humana


Publicado el viernes 22 de octubre de 2010 en el periódico Factual

El cuadro es un David pintado por el genial tenebrista italiano Caravaggio.

A uno lo encontraron vagando en calzoncillos por la carretera, cubierto de barro y de sangre. Al otro, al pie de un barranco, también ensangrentado, semiinconsciente, con la cabeza abierta y parte del cuero cabelludo arrancado y con la cabeza medio metida en un charco. Estaba en las afueras de Doncaster, un pueblecito inglés de poco más de 8.000 habitantes. A los dos los niños, de 11 y 9 años, y que son tío y sobrino, les habían sometido a una terrorífica sesión de tortura.



Lo más sorprendente, y escalofriante, es que los agresores, los verdugos, tenían más o menos la misma edad que sus víctimas. Dos hermanos de 10 y 11 años, que fueron detenidos esa misma tarde, confesaron y hoy han sido condenados por un juez a un período indeterminado de reclusión que en ningún caso podrá ser inferior de cinco años. Después de ese lustro, se tomará una decisión sobre su futuro.
El siniestro asunto conmocionó al Reino Unido en abril, que es cuando se produjo la salvajada, y lo ha vuelto a sacudir esta semana, que es cuando se ha juzgado el caso, y que ha permitido conocer los detalles de lo que pasó a lo largo de 90 minutos inacabables.


Una hora y media de horror que comenzó con un encuentro aparentemente casual y el ofrecimiento de los verdugos de ir a ver un zorro muerto a una zona boscosa, donde los hermanos amenazaron a sus víctimas con matarlos con una navaja. Tras robarles el dinero y los teléfonos móviles, les hicieron comer ortigas, amenazándoles con una botella rota en el cuello. Les dijeron que matarían a sus padres y al perro de uno de ellos, les golpearon en la cara y los testículos, les apedrearon con piedras y con ladrillos. Al más pequeño le hincaron un palo afilado en el brazo, hasta el hueso, y luego le quemaron la herida con un cigarrillo. Al mayor, lo estrangularon con un cable. Después, los obligaron a desnudarse, les metieron un calcetín en la boca a cada uno, les obligaron a practicar actos sexuales no precisados entre ellos, los cubrieron con un plástico al que prendieron fuego y les amenazaron con matarles si la sangre les salpicaba. Y aquí no acabó nada. Al pequeño lo estrangularon entonces con una prenda de ropa enrollada en su cuello, mientras le preguntaron si se estaba muriendo, y le repitieron que lo iban a matar. Al mayor, le abrieron la cabeza con un trozo de un fregadero de cerámica roto.
Cuando se cansaron -en el juicio uno de ellos contó que pararon porque les dolían los brazos-, les dijeron que se iban, pero que no se movieran de allí porque volverían para matarlos. Uno de los agresores grabó a sus víctimas con el móvil, y ese vídeo también ha servido de prueba de cargo. En el juicio han dicho que lo hicieron, eso y todo lo demás, porque se aburrían.
"Se trató de una prolongada y sádica violencia sin ninguna otra razón que una verdadera intención de herir y humillar", ha concluido el juez. "Estoy seguro de que ambos suponen un riesgo muy alto de que otros sean seriamente heridos. Sus crímenes son verdaderamente excepcionales", le ha dicho a los agresores, antes de pronunciar su sentencia.


Al parecer, esa no era la primera vez que los dos torturadores agredían a otros críos. Los dos hermanos, cuyos nombres no se han difundido, se han criado en un entorno familiar desestructurado y violento. De hecho, el caso ha puesto en la picota a los servicios sociales de la zona, que se supone que hacian un seguimiento de los dos menores. La Junta de Defensa de la Infancia de Doncaster ha admitido hoy errores en el seguimiento de los dos menores, y que el caso era evitable, porque estaba detectada la deriva violenta de los dos hermanos. Las autoridades británicas no descartan tampoco presentar cargos contra los padres de los agresores.


Las víctimas están físicamente recuperadas, pero aún sufren ansiedad y pesadillas, y podrían necesitar ayuda psiquiátrica, según se ha dicho en el juicio.