5 de febrero de 2010

Breakfast in America

“Breakfast in America” era un disco muy bueno de un grupo de los 70 llamado Supertramp.

El señor presidente del gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, viajó a Estados Unidos a tomar desayuno en América y hubo de excusar su presencia en otros acontecimientos como el entierro del soldado español muerto en Afganistán,
John Felipe Romero Meneses. Ay, Afganistán: esa guerra que sigue sin ser guerra y en la que han muerto 92 soldados. Al menos la madre de John Felipe no ha llamado “criminal de guerra” al presidente Zapatero. Como sí le ocurrió a Tony Blair a quien lo insultaron recientemente. Aun comprendiendo el lógico dolor de sus deudos, no deja de resultar sorprendente el hecho de que los familiares de un soldado monten en cólera porque muera en una guerra. A pesar del rumor de que los ejércitos son ONGs, no es cierto. Los soldados van a matar o a que los maten. Y las guerras siguen siendo traicioneras, repulsivas, irracionales y, a veces, necesarias guerras. Porque, me temo, aunque seamos buenistas y pacifistas, que la libertad no es gratuita, por mucho que nos insistan. La libertad no viene caída del cielo como el maná.

Y el señor Zapatero asistió con el señor Obama al
Desayuno de la Oración Nacional. Andaba toda España revolucionada con el acontecimiento y algunos medios tildaron al señor Zapatero de “invitado estrella internacional”. Por eso esperaba leer su nombre en la noticia que el New York Times le dedicaba al rezo, pero no fue así. No deben de considerar muy relevante a nuestro señor presidente.

La noticia trata sobre los vínculos que existen entre políticos de Uganda que aseguran que a los homosexuales hay que aplicarles la pena de muerte y el grupo conservador que organizaba el acto:
The Fellowship Foundation. Al parecer los vínculos entre políticos ugandeses y este grupo conservador vienen de hace ya tiempo. Para más inri, en el desayuno estuvo el político ugandés que defiende la pena de muerte para los homosexuales: David Bahati.

Si es que el señor Zapatero no gana para disgustos. No solo le hacen rezar y leer la Biblia, sino que lo sientan al lado de un tipejo que quiere asesinar homosexuales. Él: que es paladín de laicos y gays. Quién sabe si el señor Zapatero se lo tomó como un desafío e intentó seducirlo con su Alianza de Civilizaciones. No le salió muy bien
el desayuno en América.