11 de febrero de 2008

Érase una vez


Hubo un tiempo, en alguna era arcaica cerca del Mesozoico, en que en España había diferentes ideologías. Cada una tenía unos objetivos bastante claros, los cuales agradaban a unos y fastidiaban a otros. Lo normal. Pero estaban de acuerdo en lo esencial. Estaban de acuerdo en que había una línea continua que unía la Hispania Romana, los Visigodos, don Pelayo, las Navas de Tolosa, la conquista de Granada, el descubrimiento de América, Felipe II, la guerra de Sucesión, la Guerra contra Napoleón y el desastre de Annual. Todos estaban de acuerdo en que España era real y tangible porque los documentos y los historiadores lo demostraban. Se admitía como axioma que España existía. De igual modo que se admite que 2 + 2 = 4 para hacer un problema trigonométrico. Al objeto de hablar de asuntos elevados hay que estar de acuerdo en lo que subyace, si no, nada tiene sentido.

Pero he aquí que Paco el del Ferrol tras su triunfante y represora cruzada no tiene mejor idea que ponerle la camisa de la Falange a todo bicho viviente: Hernán Cortés, Pizarro, Valdivia, El Empecinado, etc… Llegó un momento en que todo lo que era historia de España desprendía un pestazo a naftalina y fascismo que daba asco. Empezando por la bandera y cualquier otro símbolo. Esta apropiación de símbolos es corriente en cualquier dictadura populista. Había que darle un aire de respetabilidad y que la gente lo sintiera como un hecho bueno y natural. Pero resulta que Paco el del Ferrol se muere y los comunistas, socialistas, marxistas, leninistas tienen que sacar cacho y venderse bien. No se les ocurre mejor soflama que negar la existencia de España. Da igual que durante la Guerra Civil la propaganda comunista se hartase de decir Viva España y que la Pasionaria dijera más veces “Viva España” que un cura mentando a Cristo en su sermón. Total: ¿quién se acuerda de eso a estas alturas?

La izquierda se había quedado sin resortes sobre los que apoyarse porque la derecha había tenido la mala idea de aceptar las reivindicaciones tradicionales: jornada de 8 horas, pagas extras, etc… Así que había que sacarse un as de la manga y lo hicieron. Se les ocurrió decir que los nacionalismos eran lo más híper moderno y que molaban mazo que te cagas. Y de la noche a la mañana se hicieron amigos de los nacionalistas que es lo más parecido al fascismo que hay hoy en día. Y lo peor fueron los idiotas que les siguieron el juego. A mí me engañaron en mi juventud cuando creía que limpiarse el culo con la bandera era igual que luchar por salarios dignos. Los del otro bando no estuvieron mancos porque, mientras unos renegaban de la bandera, los otros te la metían hasta en la sopa.

Lo fácil sería decir que, como yo afirmo que España existe –igual que Inglaterra existe- me afiliase a los Peperos y los votase. Pero resulta que los Peperos son lo mismo porque cuando hay que bajarse los pantalones son más rápidos que los otros y ni en Valencia ni en Galicia pueda ya estudiarse en castellano, esa lengua opresora de 400 millones de almas. Además, para más inri, les encanta hacerse fotitos con los obispos y negar el calentamiento climático y les parece una ordinariez la investigación con células madre. Y se las dan de liberales, pero luego les molesta la eutanasia. ¿Qué mayor libertad que elegir cuándo morirse? Aunque da igual del bando que sean. Por ejemplo, la idiotez de los periodistas rojos es tan extrema que un día un tertuliano de la SER dijo que el sobrenombre del Gran Capitán se lo había puesto Franco a Gonzalo Fernández de Córdoba y se quedó tan ancho. Ninguno de los otros tertulianos dijo ni pío, seguramente, porque no tenían ni idea igual que él.

Esta portada de Mundo Obrero, órgano del Partido Comunista, con un "Viva España" que tira para atrás, debe ser pura manipulación fascista. Todos saben que España no existe. Un buen comunista se sonrojaría de que, en su momento, Mundo Obrero publicara este tipo de portadas. Ahora lo molón es decir el Estado Español. Porque si hablas de la historia de España eres un fascista retrógrado. Pero si un nacionalista catalán habla de su inexistente Países Catalanes es un luchador por la libertad que se alza orgulloso tras lustros de opresión. La clave es NO ser fascista. Hoy en día todos nuestros mediocres y acomplejados políticos viven caminando de puntillas y pendientes de que no los llamen fascistas. Así que se pasan la vida lavándose las manos y glorificando al igualitario y demócrata Sabino Arana.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuánta sabiduría en tus palabras: espero que no nos dé miedo quitarnos los platos de los ojos, porque parece que cualquier cosa que se diga o manifieste pese como un atentado contra la humanidad el resto de nuestras vidas. "Errare humanum est" y al revés, quien no erra, no es humano.

Tengamos valor para tener una opinión diferente y más valor aún para reconocer que nos hemos equivocado en su momento. Llamemos a las cosas tal cual son y no nos dejemos llevar por la "corrección política" del momento.

Viva ESPAÑA!!!

Juan Pablo Arenas dijo...

Ave Matías, centurión de Hanofa. Es espantoso que se avecinen las elecciones y todo el mundo lo tenga tan claro. En España votar es como el fútbol: Viva er Beti manque pierda. No importa las trastadas que hagan tus líderes: se les vota siempre. Viendo las encuestas y tras todo lo que ha caído en estos cuatro años, nada se mueve. Todo sigue igual. Así somos de lelos. Ellos lo saben y no se hacen la competencia: se reparten el pastel. Viva España, coño.

Tobias dijo...

JP, MAF, yo estoy en campaña para hacer que mis amigos y conocidos voten a cualquier partido menos a los del binomio. Se que mis posibilidades son mínimas, pero bueno, lo sigo intentando. Tocará echarse un buen vistazo a las alternativas si es que me llegan los papeles para votar. Habría que hacer una página en plan nippnipsoe.com.
Mucha clarividencia en tus letras JP.
Yo, para no molestar a nadie, me uno a vosotros con un
Viva el Estado Multinacional Español dentro de la Alianza de Civilizaciones con gente civilizada que viene a occidente para amablemente matar a los que dibujan caricaturas!
T

Juan Pablo Arenas dijo...

Jaja, eso es. Ahora quieren cargarse al dubujante danés los muy tolerantes. No entiendo cómo no entendemos que somos todos iguales: tanto nosotros como el presidente turco que manda a su hija a estudiar a Estados Unidos porque en Turquía no le dejaban ponerse el velo.

Anónimo dijo...

En España no hay nada que nos guste más que la quema en la hoguera pública de los que se distinguen de la masa. Antaño le tocó a judíos, brujas y demás almas impías. Franco se encargo de los "rojos" y ahora es el turno de los "fascistas". Pero, acaso esa afición a la fogata no es sino la esencia de lo que se conoce en el extranjero como "Español"?

Juan Pablo Arenas dijo...

Ninguna tierra más sabia en masacrar a sus propios hermanos que España. Recomiendo la lectura del libro de Miguel Delibes "Guerras de Nuestros Antepasados" que describe con rigor la afición hispana a la navaja y al degüello.