15 de julio de 2009

Teutoburgo



Dedicado a Matías Hanófa por su hospitalidad y a Carlitos del Barrio. Ambos son seres profundamente germanos.

Hace exactamente 2.000 años tuvo lugar la matanza de Teutoburgo: en septiembre del año 9 después de Cristo. Pudieron morir unos 20.000 legionarios romanos. Fueron 3 legiones completas las que resultaron aniquiladas: la XVIII, la XIX y la XVII. No fue una derrota estrepitosa ni una huida a tiempo sino una aniquilación. Apenas unas decenas de hombres consiguieron escapar con vida. En la época se consideraba que un número aceptable de bajas era que muriesen un quince o un veinte por ciento de los efectivos. En Teutoburgo murieron prácticamente todos.

Para los romanos fue un desastre perder 3 legiones de las que custodiaban el imperio. En total había 28 legiones guardando las inmensas fronteras conquistadas. Perder 3 de ellas, de un solo golpe, era una causa de desmoralización y de miedo. A los romanos les resultaba relativamente fácil reconstruir una legión si los mandos y los veteranos se salvaban; pero costaba años levantar de nuevo una legión borrada del mapa.

Augusto llevaba ya tiempo rumiando la idea de ampliar las fronteras del imperio hacia el este y hacia el norte. Quería llegar hasta el río Elba, pero el desastre de Teutoburgo hizo imposible la romanización de Germania. La frontera quedaría marcada en el Rhin. Un historiador británico afirmó –quizá exagerando- que si Germania hubiera sido romanizada no habría surgido el problema franco-alemán, ni Carlomagno, ni Luis XIV, ni Napoleón, ni el emperador Guillermo II, ni Hitler. Es difícil saberlo, pero, a buen seguro, la historia habría sido distinta.

La localización de la batalla ha sido siempre controvertida porque los historiadores romanos que la narraron no conocían el sitio del que hablaban. Pero tras varios estudios se cree que la batalla se desarrolló al norte de la ciudad de Osnabrück, en una zona llamada Kalkriese. De todos modos, el lugar exacto no se puede precisar en una franja de terreno concreta, porque los legionarios fueron perdiendo su formación cerrada y huían a la desesperada, por lo que fueron exterminados a lo largo de varias hectáreas. Con un admirable y envidiable sentido de lo que es la historia y la memoria, los alemanes han puesto en marcha un
museo y excavaciones permanentes a donde van aficionados y arqueólogos de todo el mundo.
La victoria se debió a dos causas fundamentales. Por un lado, la ineptitud y el exceso de confianza de Quintilio Varo, quien mandaba las legiones romanas, y a quien habían advertido en sucesivas ocasiones que se planeaba una batalla de aniquilación. Y por otro lado, el caudillo germano Armino, quien había vivido entre romanos y conocía sus puntos fuertes y debilidades.
La batalla de Teutoburgo no fue, en realidad, una batalla. Fue un acoso constante que duró 3 días, durante los cuales la legión romana jamás pudo presentar batalla en campo abierto. De haber sido así, habrían salido victoriosos. La zona estaba cubierta de espesos bosques que con las lluvias se llenaron de barro. Los escudos de madera se hinchaban y eso hacía que no se pudieran manejar. El ejército romano necesitaba terrenos amplios por los que desplazar y desplegar su inmensa cantidad de equipo. Arminio, que era explorador del ejército romano, condujo a las legiones al lugar en que se había preparado la emboscada y desapareció. Los restos arqueológicos indican que las refriegas fueron constantes a lo largo de varios kilómetros. Los germanos atacaban y huían, debilitando más y más a los romanos. Al parecer, durante el primer día se desató una tormenta intensa que hacía muy difícil el avance de los romanos por terreno irregular, aunque, a pesar de las trabas, las legiones lograron levantar un campamento al anochecer, como hacían siempre. Tras los combates y emboscadas del segundo día, apenas pudieron cavar una fosa tras la cual guarecerse. Pero el tercer día las legiones se encaminaron hacia el paso de Kalkriese en las que había miles de germanos aguardándoles. Los romanos fueron atrapados en una estrecha zona que tenía pantanos al norte y montañas y árboles al sur. Aquí incluso los germanos habían levantado una especie de muro de madera con aperturas a través de las cuales lanzaban flechas y lanzas. Los romanos se hallaban desperdigados, diezmados y su jefe Quintilio Varo se había suicidado. Los legionarios intentaron superar la muralla que se hallaba sobre un terraplén, razón por la que tenían que ir cuesta arriba, cuestión que aumentaba su desgaste. Por los restos arqueológicos y por el estado en que se han encontrado espadas y puntas de flecha –un filo de espada mellado y roto en varios puntos de su filo- se deduce que los legionarios lucharon hasta la extenuación por salir de la trampa. Monedas y objetos personales hallados a lo largo de varios kilómetros señalan que, una vez desbordada y superada la legión, la huida se hacía de modo individual, desprendiéndose de cualquier cosa que les estorbase.

6 años después de la matanza, el general romano
Germánico volvió al escenario de la batalla y halló que aún había cadáveres sin sepultar y restos diseminados. Germánico enterró cadáveres y recuperó un águila de la legión XIX. El historiador Tácito relató lo que Germánico había visto: “Huesos blanquecinos, esparcidos o amontonados según hubieran huido o resistido. Había cabezas clavadas en los troncos de los árboles. En los bosques cercanos estaban los altares de los bárbaros sobre los cuales habían sacrificado a los tribunos y los centuriones de más antigüedad”
Al parecer, el emperador Augusto, ante el temor de que los germanos invadiesen la península Itálica quiso hacer una milicia y ordenó que la gente se enrolase, incluso so pena de ver sus tierras y posesiones incautadas. Pero casi nadie acudió a la llamada, a pesar de que llegó a haber ejecuciones. Esto confirma que las sociedades se vuelven cómodas y vagas, aun en tiempos duros y difíciles, tras haber vivido bien y sin problemas.

Dicen que el emperador
Augusto, al enterarse del desastre de Teutoburgo, recorrió durante horas los pasillos de su palacio imperial gritando: “Quintilio Varo, devuélveme mis legiones”.


7 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya, y yo que me había creído la película de Gladiator y su victoria contra las tribus germánicas del inicio.

Imagínate ser un campesino enrolado y estar viviendo eso, muerto de miedo, de frío, cansado y con tíos muy grandes y feos chillando y masacrando a tus amigos...

Enrique

Juan Pablo Arenas dijo...

Jajajaja. Pero los germanos también se llevaron la de pulpo en muchas ocasiones. Aunque esta vez, palmaron las legiones ante los brutos antepasados nuestros. Te oí el otro día y me imagine que estabas en el concierto. Qué envidia más vil y cochina me das, maldito.

El campesino se preguntaría sin cesar: "¿Qué coño hago yo aqui con lo a gusto que estaría en mi pueblo recogiendo boñigas de vaca y casado con mi novia bigotuda?"

Anónimo dijo...

Juanofa es el hogar de los bien-memoriados. Solo la verdad o lo más cercano a ella puede ayudarnos a aprender del pasado...

Te invito a que vengas a visitar las campiñas y campañas de la batalla de Varo (die Varus-Schlacht; Schlacht: batalla o matanza).

Saludos bigotudos desde Arrimaña.

Juan Pablo Arenas dijo...

Querido Juanofa.

Cada vez estoy más cerca de aceptar tu invitación a rendirles homenaje a Quintilio Varo y los 20 mil legionarios muertos. Si nadie me acompaña me iré solito a darte la brasa. Espero que todo te vaya bien por tu Arremania y que Juanita, Hannah y la gata sigáis genial.

Cuídate canalla.

Tobias dijo...

Como siempre, leer una entrada tuya es viajar en el tiempo y plantarse en medio del campo de batalla. Especular con lo que hubiese pasado si una batalla hubiese acabado de otra manera o si una conquista no hubiese fracasado es un divertido ejercicio. Pero al fin y al cabo, toda la historia sería diferente si cualquier mínimo instante de ella hubiese ocurrido de otra manera.
He vuelto de mi propio viaje personal a través de la historia. Abrazos para todos!
T

Juan Pablo Arenas dijo...

La historia es una cosa viva que es más apasionante aun cuando nos ayuda a entender el presente. Solo así tiene sentido y es un ente vivo: en el momento en que nos explica lo que estamos viviendo.

En cuanto a las quinielas de qué habría pasado: a veces son alocadas, a veces pertinentes, pero siempre interesantes.

Escribe sobre ti, bellaco, que quiero leerte.

JP

Anónimo dijo...

Lo siento, pero si se romanizó Germania y se dividió en 2 provincias: Germania Superior y G. Inferior. Lo que pasa es que y los romanos no lo conocían, Escandinavia también era Germania y en la Edad Media, su frontera étnica se extendió hasta Prusia, lo que pasa es que con los hunos y germanos escandinavos traspasando el Rin, se exterminó a los germanos romanizados (cultural y demográficamente).