23 de febrero de 2009

23-F



Yo era un mico pequeño pero aún me acuerdo. Era lunes y, a eso de las 6 de la tarde, mi padre llamó a casa diciendo que la guerra había comenzado y que fuéramos a comprar comida. Le falto decir que nos metiéramos en los refugios. Mi padre nunca ha sido especialista en mantener la calma y era cierto que la cosa era seria, pero él es único en inculcar pavor en la gente más serena. Si hubiera ido en el Titánic, el pasaje se habría lanzado al agua antes de chocar con el iceberg.

Pusimos la tele y ya se comenzaba a decir que un teniente coronel había entrado en el Congreso y tenía secuestrados a los diputados. No había muchos lugares donde elegir el modo de informarse. En la tele solo se podía ver la 1ª y en la radio se elegía entre la SER, Radio Nacional –de la que el ínclito Gaspar Llamazares ha dicho que lleva un nombre franquista- y la COPE. Yo no terminaba de entender qué consecuencias tenía aquello, pero viendo el gesto de azoramiento de mi madre, que había padecido el golpe de estado de Pinochet en Chile, me preocupé. Creo que yo estaba en 5º de EGB, con el señor Quiñones: un caballero que nos metía unos capones y collejas de órdago y que nos levantaba del suelo por las patillas. Eran otros tiempos: rezábamos al llegar a clase, tratábamos de usted a los mayores y respetábamos las jerarquías. El tío más chungo del colegio de aquellos tiempos sería un aprendiz al lado de cualquier macarra de hoy en día. Sea como fuere, en aquellos momentos aciagos y sin saber el porqué, me acordé del señor Quiñones. Acaso pensé que un señor tan recio como él, habría puesto en vereda al alborotador y levantisco Tejero.

Todos los que peinamos canas hemos visto las filmaciones del 23 de febrero de 1981 unas cuantas veces. No hay mucho que explicar. Lo que más llama la atención es que un periodista sepa cómo distinguir a un teniente coronel por las dos estrellas de ocho puntas que llevaba en la manga izquierda. Supongo que es un buen indicio que ya nadie sepa cómo diantres se diferencia a un cabo de un capitán porque eso significa que un militar pinta ya poco. Pero los periodistas no es que ya no sepan cómo diferenciar los rangos militares sino que les cuesta horrores escribir una noticia con una correcta puntuación y adecuada sintaxis. Aunque eso es harina de otro costal.

Todos nos mantuvimos pegados a la tele y ese día fue para mí como una Nochevieja porque me acosté tardísimo. Pusieron una película de mi diosa Virginia Mayo y el poco gracioso Bob Hope llamada La
Princesa y el Pirata que interrumpieron a fin de emitir el mensaje del Rey. Y le pongo mayúscula porque desde aquel día el Rey, al igual que cuando mandó callar a Hugo Chavez, nos cayó a todos un poquito mejor.

A estas alturas lo mismo nos da saber si el resto de capitanías generales no se unieron a Milans del Bosch sacando los tanques a la calle, o bien porque tenían miedo, o porque eran unos demócratas convencidos, o porque carecieron de osadía en dar el primer paso. Lo mismo da. El caso es que todo aquello fracasó pero, seamos sinceros, no fue por el coraje y la bizarría del pueblo español.

La mayoría del pueblo español estuvo acojonadísimo aquel 23 de febrero y se le pusieron de corbata temiendo lo que, de nuevo, se les venía encima. La gente se acercó al Congreso, eso sí, pero para cotillear, para ver qué pasaba, por nervios de no quedarse en casa aguardando y poco más. Nadie fue allí con una escopeta de caza a vender cara su piel en nombre de altísimos valores. No hubo pancartas ni griteríos. La gente salió a manifestarse, cierto, pero al día siguiente cuando Tejero estaba a buen recaudo. Aquella tarde y noche fueron muy pocos los actos de arrojo que observamos. Y seguramente hubo muchos actos de cobardía y timoratos que atascaron los retretes rompiendo carnets de sindicatos y partidos de izquierda. Que sí, que casi todos habríamos actuado de igual guisa, pero dejémonos de bravatas: aquella noche hubo mucho miedo, mucha desesperación, mucha incertidumbre y montones de deseos de emigrar a otro país.

En cuanto a lo que aconteció dentro del Congreso de los Diputados todos lo vimos. De todas sus señorías, democráticamente elegidas, y valerosos guardianes de las virtudes democráticas, solamente hubo tres que no tuvieron problemas de esfínteres, que sacaron pecho y plantaron cara a aquella pandilla de analfabetos con metralleta. Y eso requería agallas: un guardia civil con una ametralladora, en los primeros 80, inspiraba mucho más respeto que ahora. El primero en este orden de admiración es el excelentísimo señor teniente general don Manuel Gutiérrez Mellado, -y me quedo corto alargándole el nombre- a la sazón, ministro de Defensa y que, con sus 69 años, tuvo los huevos para encararse con varios guardias civiles a quienes llamó al orden. Lo zarandearon y lo quisieron tirar al suelo pero no pudieron con el súper abuelo que se ganó mi respeto eterno por esa muestra de gallardía. El segundo en liza era el excelentísimo señor don Adolfo Suárez, olvidado ex presidente del Gobierno en momentos harto complicados, que salió en defensa de Gutiérrez Mellado y que no se sentó cuando las balas empezaron a destrozar el techo del Congreso. Y el tercero, más por chulería y por estar de vuelta de todo, que por desafío a los golpistas, don Santiago Carrillo que fumaba sin parar en esas lejanas épocas en que se podía echar un pitillo en cualquier lado.

Al resto de señorías los vimos todos. Muchos de ellos aún continúan en activo cobrando su pingüe sueldo de las arcas del estado. Todos se lanzaron al suelo con fina diligencia obedeciendo dócilmente las órdenes de Tejero. Que sí, que habría que estar en el caso, que ninguno hemos nacido para héroe, y que la mayoría se habría puesto un taponcito en la zona rectal al objeto de no pringar al vecino. Hasta ahí bien. Nadie les pidió explicaciones ni les llamó cobardes ni les recriminó nada. El pueblo fue compasivo con sus señorías a pesar de que, a años vista, tiene su punto de ridículez la prestancia con la que sus señorías limpiaron el suelo con sus camisas.

Pero lo nauseabundo vino en 2006 cuando se cumplían 25 años del intento de golpe de Estado de Tejero. Sus señorías redactaron un hilarante documento en que se minimizaba hasta extremos grotescos la intervención de Su Majestad El Rey -con mayúsculas- y se ponía por las nubes a sectores que aquel día brillaron por su ausencia como fueron los Sindicatos. El documento se modificó –el anterior no era tan ruin- por presiones de los augustos diputados nacionalistas tanto vascos como catalanes, quienes, todos los vimos, fueron aquella tarde a ofrecerse como rehenes en nombre de los encerrados representantes del pueblo. El documento no se lo leyó nadie, como es normal habiendo pasado 25 años. Pero lo más increíble del asunto fue constatar, una vez más, que tenemos una clase política analfabeta, vil, rastrera y mezquina que no vacila en manipular un trozo de historia que todos recordamos y del que hay vídeos y fotografías que lo atestiguan, a fin de contentar a quienes los mantienen en el ajo. Porque, que se manipule a Fernando el Católico, a Felipe V y la Conquista de América, entra dentro de lo normal. Total: han pasado cientos de años, nadie lee libros y no queda ninguno de ellos para defenderse. Pero que tengan la caradura de manipular un hecho que quienes tenemos una cierta edad vimos con estos ojitos que se ha de comer la tierra, demuestra que carecen de cualquier escrúpulo. El
documento es este:

Señorías, hoy se cumplen 25 años del asalto al Congreso de los Diputados, la más grave intentona de violentar por la fuerza las libertades y de abortar el proceso democrático en España.
La carencia de cualquier atisbo de respaldo social, la actitud ejemplar de la ciudadanía, el comportamiento responsable de los partidos políticos y de los sindicatos, así como el de los medios de comunicación y, particularmente, el de las instituciones democráticas, tanto la encarnada por la Corona como por las instituciones gubernamentales, parlamentarias autonómicas y las municipales, bastaron para frustrar el golpe de estado.
El Congreso de los Diputados comprueba con satisfacción que el frustrado golpe del 23-F se saldó con los efectos más adversos a los pretendidos por los conspiradores y supuso un decisivo fortalecimiento del orden democrático.
El Congreso de los Diputados, por medio de esta Declaración, retoma, hace suyos y actualiza los sentimientos "por la libertad, por la democracia y la defensa de la Constitución" clamorosamente proclamados en todos los pueblos y calles de España por millones de ciudadanos y ciudadanas en la inolvidable tarde del 27 de Febrero de 1981.


En fin: así es nuestra España; patria de miserables y de canallas que hacen y deshacen la historia a su antojo con tal de que no los derriben de su poltrona. Para recordar los detalles de cuanto pasó aquel día nada mejor que echar un vistazo a la fantástica hemeroteca del periódico barcelonés La
Vanguardia en donde se ve cuánto ha cambiado el lenguaje que se emplea. No hay ni Estado Español, ni Nación Catalana, ni hecho diferencial oprimido, ni monsergas por el estilo. Le vieron las orejas al lobo y arrimaron el hombro en la dirección adecuada. Esto demuestra que, desgraciadamente, hay que pasarlo mal para apreciar lo que se tiene. Qué lejos queda aquello. Para concluir el recuerdo os recomiendo una somera mirada a los comentarios que se dejan en You Tube. La mayoría asegura que, si ellos hubieran estado ahí, habrían sacado a Tejero del bigote. Qué inmenso grado de estupidez. El 23 de febrero de 1981 no se movió nadie de sus casas, hasta que la tempestad hubo amainado. El pueblo español sigue siendo igual de ignorante y bravucón que siempre. ¿Dónde estaban hace 27 años aquellos gallitos de hoy? Lo más triste es que la ignorancia y la fanfarronería con que se analiza aquel suceso prueba que el pueblo español tiene los gobernantes que se merece porque son un diáfano reflejo de ellos mismos.

8 comentarios:

Tobias dijo...

Yo no tengo recuerdos de ese día, la verdad. Con mis 7 añitos debía estar más preocupado con otros asuntos.
De todas maneras, es emocionante ver el video, con Gutiérrez Mellado totalmente tranquilo mientras los golpistas disparan a saco. Aunque pensando en otros golpes de estado, de esos que suceden cada dos por tres unos países más al sur, este parece civilizado y todo.
Creo que este señor es de esos que han tirado de España pese a los españoles. 3 de varios cientos son los que destacan, mientras los demás hacen(hacemos) caca culo pedo pis.
Por lo menos habemus dimisión, a ver si empieza el dominó...
Me alegro de volverte a leer, siempre tan interesante.
Un abraxo,
T

Juan Pablo Arenas dijo...

Tienes razón: al lado de cómo se las gastan en¨África o Haiti, hasta parecen elegantes caballeros.

Gutiérrez Mellado pertenecía a una casta de gente decente que es como hoy llamaríamos a eso tan caduco que es el honor. Hoy me he acordado de un tal Miguel de Cervantes que, a pesar de haber podido quedarse apartado del combate por hallarse enfermo, prefirió arrimar el hombro y pelear junto a sus camaradas en Lepanto. Hay varios relatos que hablan de la valentía de Cervantes y eso no fue óbice para que le dieran un arcabuzazo en el pecho y otro en la mano izquierda que se la dejó lisiada. Aún así, Cervantes combatió varios años más en los tercios.

Ya tenemos dimisión. Esperemos que sirva para ventilar la porquería que se va quedando debajo de la alfombra.

Un abrazo,Híper Tobías.

Anónimo dijo...

Alucina vecina con el manifiesto!! pero si la cosa falló por la ineptitud de los que lo montaron no por el buen hacer ni del Rey y ni mucho menos por nuestros políticos, menos mal que unos años antes nos retiramos del Sahara porque si con esos militares llegamos a entrar en guerra en estos momentos estamos rezando cinco veces al día y a mí no me sale barba así que lo iba a llevar claro.
Por cierto, yo si lo recuerdo y tenía 8 años, pero de lo que más recuerdo es la llamada de mi abuela diciéndonos que mis tios, por la sazón militantes de la CNT, iban camino de Francia, je, valientes comunistas. En fin, lo más seguro que si hubiese sido mi caso en vez de en camino ya me hubiese estado tomando un café en los Campos Eliseos.
Salud camaradas!

Juan Pablo Arenas dijo...

Muy simplista es usted. Si los diversos generales de las otras divisiones militares se hubieran unido al alzamiento; si el general Juste que mandaba la Acorazada Brunete hubiera cedido a las presiones de sus mandos golpistas y si el Rey no se hubiera decantado claramente por un lado, otro gallo nos habría cantado. Hubo chapucería e improvisación, también. Pero hubo mucha cobardía del pueblo español que solo se manifestó cuando todo se hubo calmado. El retrato de sus parientes huyendo a Francia es harto descriptivo.

Tobias dijo...

Yo también me preguntaba por qué fueron chapuzas. Me hace gracia imaginármelos en plan Torrente, pero la impresión que tengo es que falló más porque unos se rajaron que por que no tuviesen gasofa en los tanques. Me interesaría que dieses algunos ejemplos de la ineptitud de los golpistas, camarada.
T

Juan Pablo Arenas dijo...

Hay una conversación impagable entre Juan García Carrés -el único civil encausado- y Tejero que es mejor que la leas por ti mismo para que veas el nivel de organización y de cultura que tenían los colegas. http://crono-historia.blogspot.com/2009/02/grabaciones-de-garcia-carres-23f.html

Luego resultó que Alfonso Armada -otro de los implicados- a espaldas de Tejeros se propuso a sí mismo como presidente de un gobierno de transición que incluiría comunistas, cosa que a Tejero le pareció una alta traición.

Además, el único militar de alta graduación que estaba en la conjura era Milans del Bosch. Esperaban que el resto de jefes de zonas miliatares se uniesen pero nada pasó. Como ya he dicho quizá fue por cobardía o por esperar que fuese otro quien diera el primer paso y no por arraigados ideales democráticos la razón por la que otros tenientes generales no se sumaron: pero el caso es que no lo hicieron. Quien sí fue un héroe fue el general Juste que mandaba la División Acorazada Brunete y que tuvo muchísimas presiones de mandos populares entre la tropa que sí se habían adherido a la confabulación. Para más inri fue un grupo de la Acorazada Brunete quien ocupó RTVE e hizo que se pusieran a emitir marchas militares. Pero terminaron retirándose. Ese episodio lo vivió mi padre que trabajaba en Prado del Rey.

Además, el pobre Tejero, -me da un poco de pena el hombre- se tiró toda la noche esperando una fantasma autoridad militar competente que nunca apareció. Parece que Tejero fue el más primo de todos al que le vendieron un montón de adhesiones supuestamente ya comprometidas que no existieron por ningún lado.

Y es justo recordar el papel de los directores de la Guardia Civil y la Policía que se unieron al bando de los buenos desde el primer momento.

Fue hecho al estilo español: con mucha mala uva, con improvisación, con prisa y con mucha creencia en que las adhesiones surgirían de la nada como las setas. Afortunadamente, nada de eso sucedió.

Para explicar la idiotez del pueblo español lee los comentarios que se dejan en los periódicos como El País o Público y verás. Lanzada a moro muerto, se llama eso. Es decir: hacerse el gallito cuando ya todo ha pasado. http://www.publico.es/televisionygente/193527/golpe/estado/rey/miniserie?pagCom=2

Anónimo dijo...

hola soy el Timbaler del Bruc...Y tengo un trauma infantil provocado por Tejero desde el sainete del 23 F. Por aquella época yo tenía 11 años y hacía 5ºde EGB. Iba a un colegio privado mixto y laico de educación íntegramente en catalán cuando todavía no existía la Ley de Normalización Lingüística. La mayoría de nuestros profes eran mujeres, a las q llamábamos por el nombre de pila. Todo muy avanzado para la época excepto en los castigos. Las ostias las seguían repartiendo igual q se hacía 20 años atrás. Ya se sabe, una galleta a tiempo siempre viene bien, venga de donde venga. En fin, el caso es q recuerdo q el 24 F, al día siguiente, estar en clase con la profesora escuchando la radio a ver q decían. Estaba claro q si volvían los fachas todo aquello iba a saltar por los aires, volverían los tiempos oscuros, y un colegio como aquel, El Tagore, tenía los días contados. Una vez pasao el susto, la cosa volvío a la normalidad. El caso es q el Tejerazo coincidió en el tiempo con la época de Cuaresma, y con la celebración que íbamos a hacer en apenas una semana del "Carnestoltes" (Carnaval). Los alumnos de 5ºEGB eran los responsables de llevar a cabo la representación. Se escogía por sorteo los papeles que teníamos q representar: el Carnastoltes (el rey carnaval), el Alcalde, etc...Y la escolta. ¿Y quuién era la escolta?...Pues la Guardia Civil. POrque el cole podía ser muy rojo, muy catalán y todo lo q quisieras, pero en la representación tenían q salir dos Guardias Civiles abriendo la comitiva sí o sí. No hace falta decir que uno de los afortunados para ese papel fue un servidor. Recuerdo el mosqueo q pillaron en casa cuando le dije a mis padres q tenían q hacerm un disfraz de Guardia Civil. "Que lo haga otro" me soltó mi padre..."Es que me ha tocao" le contestaba yo. El caso es q el disfraz m lo tuvieron q hacer las profesoras, ante la negativa de mis padres de disfrazarme de golpista. Y no es q mi padre fuera un tipo de izquierdas, ni mucho menos. Mi padre siempre fue de derechas, el típico botiguer catalán q votaba a Fraga y a Pujol, siempre en función d lo q hicieran los socialistas, a los q odiaba con toda su alma, sobretodo desd q hacienda le pegó un palo q lo dejó seco. Ya se sabe, la pela es la pela, eso para un catalán es sagrao. Ni banderas, ni patrias, ni ostias. Pero lo cortés no quita lo valiente, y a Franco y a sus vasallos mi padre les tenía un asco similar al que le tenía a socialistas, comunistas y anarquistas. Y a pesar de tener un cuñao Guardia Civil (falangista y ex combatiente de la División Azul para mas inri) y un sobrino q estaba en el Cuerpo, simpatía, lo que se dice simpatía, no les tenía. Así que al final tive mi disfraz q con tanto cariño me hicieron mis profesoras. Mis temores y mis males presagios se confirmaron, y el día del Carnestoltes, fue entrar la comitiva en el patio del colegio q estaba lleno a rebosar, y empezar a escuchar gritos de "Tejero", "Todos al suelo" ante el choteo general. No pude apartar la vista del suelo, y en mi puta vida he pasao tanta vergüenza. Me cagué una y mil veces en la puta madre q parió a Tejero, a la Guardia Civil, y a mí mano de cerdo a la hora de escoger el númerito de la suerte. Desde entonces, cada vez q veo al Tejero por la tele me entra un ataque de mala ostia. !lo mal q me lo hizo pasar el cabrón! jaja...Lo más gracioso del tema es que unos años más tarde acabé haciendo la mili en...la Brunete!! El destino es así de caprichoso. Todo esto q cuento es rigurosamente cierto. Bueno, me voy con el Timbal a otra parte, Un saludo!

Juan Pablo Arenas dijo...

Salud Timbaler. Por tus datos veo que somos de la misma quinta, ya que yo estaba también en 5º de EGB. Muy buena tu historia del colegio en catalán sin leyes ni zarandajas que lo sancionasen. A mí también me daban unas hostias como panes pero no creo que por eso haya salido más malo ni más tonto que el resto. Hay que ver tu padre sí que era un elemento de cuidado. Me temo que coindicimos en la alergía a los socialistas aunque los del otro bando tampoco me caen mejor. Pobrecito: me imagino la vergüenza que tuviste que pasar y con la mala baba que tenemos los niños que somos más crueles que Barba Azul con sus esposas. Saludos y nos sigues debiendo la historia del Timbaler del Bruc.