26 de febrero de 2011

Bernal Díaz del Castillo (II)




El 8 de noviembre de 1519, los españoles llegan a Tenochtitlán: la ciudad construida en medio de un lago. Bernal Díaz del Castillo cuenta la impresión que causan en los aztecas las barbas, el olor a cuero, los perros, los caballos, los cañones, los arcabuces, el pelo rubio...: "Salían a vernos. Todos los caminos estaban llenos de ellos; que no podíamos andar y los mismos caciques decían a sus vasallos que hiciesen lugar y que mirasen porque éramos teules [dioses]. Y que, si no hacían lugar, nos enojaríamos con ellos. Y por estas palabras que decían nos desembarazaban el camino".  


En seguida contemplan la ciudad de Tenochtitlán. Bernal Díaz del Castillo compara lo que ve con lo que había leído en el Amadís de Gaula. Los libros de caballería, como el Amadís, eran los libros más leídos de la época. Y eran muy poco apreciados por los más serios. Igual que ocurre ahora con los best-sellers. El Amadís y otros libros de caballerías eran las lecturas de los españoles que conquistaron México. El hispanista estadounidense Irving Leonard estudió la influencia de los libros de caballería en el imaginario de los conquistadores en un ensayo llamado "Los libros del conquistador". 


Y así narra Bernal la conmoción que les produce Tenochtitlán: "nos quedamos admirados y decíamos que parecía a las cosas y encantamiento que cuentan en el libro de Amadís, por las grandes torres y cues [templos] y edificios que tenían dentro del agua, y todas de cal y canto. Y aun algunos de nuestros soldados decían que si aquello que veían era entre sueños. Que no sé cómo lo cuente, el ver cosas nunca vistas ni oídas y aun soñadas, como vimos".  


Poco después aparece Moctezuma, el gran emperador de los aztecas, con toda su solemnidad y su boato.  Bernal cuenta que..."el gran Montezuma venía muy ricamente ataviado, las suelas de oro y muy preciada pedrería. Y otros muchos señores que venían delante del gran Montezuma barriendo el suelo por donde había de pisar y le ponían mantas para que no pisase la tierra. Todos estos señores no le miraban a la cara, sino los ojos bajos, e con mucho acato".  Es cuando Cortés tiene la nefasta idea de querer abrazar a Moctezuma: " y le iba a abrazar y aquellos grandes señores que iban con el Montezuma detuvieron el brazo a Cortés que no le abrazase, porque lo tenían por menosprecio". 




Bernal retoma las menciones a los sacrificios humanos y describe cómo era un sacrificio: "que cuando sacrificaban a algún triste indio, que le aserraban con unos navajones de pedernal por los pechos; y bullendo le sacaban el corazón y sangre; y lo presentaban a sus ídolos en cuyo nombre hacían aquel sacrificio. Y luego les cortaban los muslos y brazos y la cabeza; y aquello comían en fiestas y banquetes y la cabeza colgaban de unas vigas". Como se puede ver en este fragmento de la película Apocalypto:





Más tarde describe cómo es un templo donde tenían lugar los sacrificios: "Estaban todas las paredes de aquel adoratorio tan bañadas y negras de costras de sangre y asimismo el suelo, que todo hedía muy malamente. Todo estaba lleno de sangre, así paredes como altar, y era tanto el hedor que no veíamos la hora de salirnos fuera


Es difícil entender qué tuvo que suponer la visión de esos templos para un español del siglo XVI. Estaban habituados a oler mal y a no cambiarse de ropa durante meses. Además, muchos de ellos eran veteranos de guerra y habían visto cuerpos mutilados y desmembrados por efecto de un cañonazo. Sabían lo que era la sangre y habían olido la peste de la gangrena. Aun así, les repugnó todo aquello. 


También hay tiempo para los momentos más jocosos, incluso escatológicos. Bernal habla de un soldado que tenía como misión custodiar a Moctezuma: "un soldado muy alto de cuerpo que se decía fulano de Trujillo, y era hombre de la mar, y cuando le cabía el cuerpo de la noche de la vela [hacer guardia durante la noche], era tan mal mirado[mal educado] que, hablando aquí con recato de los señores leyentes, daba unos traques [expelía flatulencias anales]que lo oyó el Montezuma. E como era un rey destas tierras y tan valeroso túvolo a mala crianza y desacato. Fíjense en que ya se menciona la fama de hombres rudos que tenían los marineros. 


La historia continúa...



20 comentarios:

Ángel dijo...

Muy bueno, güey. El pasaje en que se describe "adoratorio" es verdaderamente extraordinario. Don Juan, un apuntillo na' más: son "libros de caballerías", en plural.

Ángel dijo...

Me da rabia ver cómo pasa el tiempo y no hay comentarios por aquí. La entrada es muy interesante, incluyendo el hilarante detalle de los cuescos del custodio... Gracias por contribuir a divulgar a Díaz del Castillo (y lo que cuenta, claro). Por mi parte, he de agradecerte también el enlace de "Apocalypto", película que sólo conocía de oídas. Jopo, vaya secuencia... Es tre-men-da.

Yo creo que lo que pasa es que estamos en vilo, esperando que sigas la serie sobre don Bernal, y por eso no decimos aquí nada.

Ahy, por cierto, en You Tube hay algún documental majo en torno a la viabilidad real de que los aztecas sacrificaran a varios miles de personas en cuatro días. Vi algún trozo, y encima en inglés, con lo cual me quedé a media luz; pero lo cierto es que hay algunos métodos muy rápidos para extraer corazones a los sacrificandos... No digo más...

Ángel dijo...

(Corrección de erratas: donde dice "Ahy" léase "Ah")

Juan Pablo Arenas dijo...

Amigo Ángel:

Bernalito es un asunto lejano e ignoto que nada dice hoy en día. La cuestión de la conquista solo se toma para repasar la maldad española.

Si viste la presentación de la película "También la lluvia", verías tazones de auto-odio: esa rama del pensamiento que cree que odiarse lo convierte a uno en un ser culmen de bondad y avanzadismo.

Los datos más tremendos de la finura con que los aztecas rebanaban pechos los tomo de los libros de Ross Hassig que se ha tomado la molestia de estudiar nahuatl.

http://www.amazon.com/Society-Ancient-Mesoamerica-Ross-Hassig/dp/0520077342

Bendita internet que me permite comprar libros con lo que antes solo se podía soñar.

Es interesante que siempre se quieran aguar las costumbres de los aztecas. Cuando interesa se analizan sus logros con anacronismo occidental, como cuando se habla de su arquitectura. Pero, cuando viene mal, se encogen las crueldades para no sopesarlos con mentalidad occidental moderna. Es el doble rasero del salvaje de Levi-Strauss.

Los aztecas no tendrían la sensación de hacer nada malo, pero lo hacían. Y viene bien recordar que, mientras los aztecas regalaban mujeres como si fueran abalorios, en España había una mujer que era reina. Son pequeñas diferencias.

Y es normal que las entradas que más debate susciten sean la de en torno a la actualidad. Nadie habla de lo que no le suena nada.

Abracitos.

Ángel dijo...

Lo que planteas en el comentario anterior es muy interesante. Para mí al menos, claro. Y muy estimulante. No, no vi la presentación de "También la lluvia", ni he visto la película. No por nada, pero no la he visto. Pero procuraré, movido por lo que ahí dices. Me promueves la curiosidad... En el campo del cine me parece que yo soy un poco más pancista que tú, y no me tomo las cosas muy a la tremenda...

En cuanto a los logros de los pueblos mesoamericanos... Buf, me da un poquito de pereza --por decirlo suavemente-- que se pondere tanto, como tú dices, su arquitectura; o sus conocimientos astronómicos. Si no utilizaron la rueda... Ya ves tú... Por lo demás, eso de cargarse al prójimo en sacrificio a los dioses se mirará como se quiera, pero es una salvajada. Una auténtica burrada. Que, por supuesto, horrorizó a Cortés y, de paso, le proporcionó una buena excusa para vencer escrúpulos, si es que los tuvo...

Pero bueno, seguramente estoy dándote la barrila con cosas que te sabes mucho mejor que yo. Por mi parte, no siento nin-gu-na vergüenza por la conquista de América en los términos en que la llevaron a cabo españoles y portugueses. Por muchos motivos. Pero, de entrada, porque es algo que no me toca. Lo hicieron nuestros tatara-tarara-tatarabuelos. Es, por tanto, historia, no memoria.

Aporto a otro que se rasga las vestiduras por el "exterminio cultural", más o menos, de las culturas amerindias por parte de los españoles: Jean-Claude Carrière, muy beligerante con este asunto en el libro reciente que comparte con Umberto Eco (quien apenas opina al respecto). Carrière se lamenta y vuelve a lamentarse de las piras que levantaron los españoles con los códices aztecas, y que, dice él, nos han impedido conocerlos bien. Qué quieres que te diga: no me lo creo.

Bueno, ya basta por el momento.

Salud.

El Oposizado dijo...

Una de las cosas que más me agradan tanto del blog como del quesito en radio 5 es la capacidad para nadar a contracorriente que demuestras. Por ejemplo ponderando ciertos acontecimientos históricos de nuestro pueblo y cultura que otros desprecian o simplemente infravaloran. Como muestra baste un botón: el programilla que dedicaste a Nelson en Tenerife. ¡Genial!
Por otro lado lo que me ha gustado de esta publicación es el rescate de esas historias personales, esa historia contada por los que la vivieron y tenian la capacidad de escribirla. La de Bernal Díaz del Castillo me recuerda a Alonso de Contreras. Este es otro personaje que también tuvo a bien pasar a prosa parte de nuestra historia, pero que aún así también calló en el olvido. Quizá cuenta cosas que no se avienen mucho con lo politicamente correcto a día de hoy. Ya sabes moros, muerte, catolicismo...
Bueno que se me va... Me ha gustado mucho. Me hace pensar en que bueno es internet y que privilegiados por vivir esta nueva era de la información. D. Ángel, no se enfade usted, que ya comentamos. ;)

Juan Pablo Arenas dijo...

Querido Oposizado:

El problema de España es que ha asumido su historia con vergüenza y ha conseguido que esta vergüenza lo impregne todo.

Cualquier hijo de vecino, de la Conquista de América, no sabe más que dos vagas ideas. Que Colón descubrió América y que Cortés conquistó México. A veces solo lo primero. Y a ritmo de LOGSE ni eso.

A pesar de no tener ni idea, la vergüenza la tienen firmemente implantada. La vergüenza la consideran un factor moderno y progresista. Creen que por odiarse están pidiéndoles perdón a los aztecas muertos. Y eso es una mamarrachada. Pero verás que el auto-odio es algo muy español y occidental.

Primero: yo no tengo por qué pedir perdón por lo que hizo mi abuelo. Pero esas culpas colectivas que se van pasando de generación en generación son armas poderosas. Mira los alemanes y su culpa colectiva con Hitler.

Segundo: la Leyenda Negra española se originó en los textos de Bartolomé de las Casas que exageró y distorsionó como quiso. Más tarde, sus textos se tradujeron y se ilustraron con los grabados de Theodor de Bry. Un tipo que nunca estuvo en América. Es decir: la leyenda negra española es pura propaganda política. Seguir utilizando la leyenda negra es tan estúpido como que un escolar alemán siguiera estudiando la propaganda que esparcía Joseph Goebbels.

Tercero: la leyenda negra española solo está en la mente de la gente. Los historiadores anglosajones hace tiempo que la limpiaron y la corrigieron y la situaron en su época. Los españoles también, pero eso podría considerarse patriotismo libresco. Pero claro: siempre es más fácil seguir transmitiendo el auto-odio que leerte un tocho de 800 páginas. Lo primero te coloca en el bando de los buenos y lo segundo es agotador. Lo primero tiene ventajas y lo segundo no. Lo primero te crea un lugar en la sociedad, lo segundo te obliga a estar continuamente justificando lo que piensas.

La historia es la que es y no hay más, pero tendemos a filtrar los hechos con nuestra moral y, lo que es peor, con nuestra ideología. La ideología es algo contrario al conocimiento. La ideología es un catecismo breve que resuelve en medio folio problemas muy complejos. Y los problemas complejos nunca tienen respuestas simples.

La historia es fascinante desde muchos puntos de vista. Te puede ayudar a entender el presente. Te puedes entretener como si vieras una película. Puedes extraer lecciones muy valiosas. Pero es un error estúpido convertirla en una fábula plana de buenos y malos.

Auto-odio, pereza y mucha vergüenza. Quizá ahí radiquen muchos de los problemas que tenemos en asumir nuestra historia.

Ángel dijo...

Ánimo, Oposizado. Peor lo pasaban aquellos hombretones que se iban a las selvas americanas, con jubón, coraza, celada, etc. Mosquitos, tremendo calor, agotamiento, asechanzas, peligros... Eso, o cruzar el altiplano andino bien j*didos por el frío y la sed. Qué barbaridad. Recomiendo mucho la lectura de las andanzas de Alvar Núñez Cabeza de Vaca. Fascinantes. Don Oyarzun seguro que las conoce.

Juan Pablo Arenas dijo...

Querido Ángel:

Tu navegador te ha vuelto a jugar una mala pasada. A mí me llegó tu comentario, pero no se publicó. Cosas de la interné.

En cuanto a hazañas, he de aplicarme al autobombo y recomendar mi curradita entrada de Diego de Almagro, que los tenía cuadrados.

http://juanpabloarenas.blogspot.com/2008/07/diego-de-almagro.html

Ángel dijo...

Vaya por Dios... La Técnica contra el Hombre...

Pues ni recuerdo lo que decía. Me parece que recomendaba leerse las apasionantes andanzas de Alvar Núñez Cabeza de Vaca, plenamente actuales a mi modo de ver.

Y ya visitaremos esa antigua entrada tuya...

Por cierto, ánimos a Oposizado.

Ángel dijo...

Buenos días, don Oyarzun.

Ahora que ya no está Ud. acampado en Sol quizás tenga más tiempo para mover esto, o sea, para echarnos de comer a los monstruos como un servidor, ¿no?

Anónimo dijo...

Españoles rubios? Despues de 800 años de dominación árabe ?

Juan Pablo Arenas dijo...

Había españoles muy rubios. Había una muy famosa que era Isabel la Católica. Su hija Catalina de Aragón era rubita y de tez clara, a pesar de que el cine la presente como una egipcia. La mezcla con los árabes no fue tan intensa como el mito multiculturalista nos ha hecho creer. Hay análisis genéticos muy divertidos sobre el asunto. Además, recuerde que el español también era visigodo, o sea, germano.

Anónimo dijo...

Buenas,

He descubierto que ha creado un nuevo blog, me pregunto si nos tendremos que mudar para seguir disfrutando de sus pensamientos o por lo contrario mantendrá con vida a los dos.

Un saludo

Juan Pablo Arenas dijo...

Buenas tardes:

El otro lo tengo para otro tipo de asuntos más leves. Aunque sí, jaja, intentaré mantener los dos abiertos con distintos contenidos.

Muchas gracias por la atención y búsqueme en Twitter si lo desea.

https://twitter.com/#!/jpar69

Anónimo dijo...

O eres ignorante, o crees que yo lo soy o algo te pasa.
Poner de ejemplo a Isabel "La Catolica", entre comillas, como prototipo de mujer española, es ignorar que era de procedencia inglesa y que su apellido era Lancaster.

Ian Hazlitt dijo...

Eso de que su apellido era Lancaster y que era de procedencia inglesa me ha gustado... Era una Trastámara, es decir, una dinastía castellana, con una abuela inglesa. Pero vamos, que en la realeza europea estaban (y hasta hoy lo han estado; ahora es cuando está desapareciendo la tradición) todos mezclados entre sí; eras hijo de flamenco e inglesa, nieto de castellano, toscana, alemán, etc.

Gran serie, Juan. La estoy leyendo ahora.

Juan Pablo Arenas dijo...

Hola Ian:

Las relaciones de Inglaterra y Castilla vienen de atrás. Creo que comentamos que Eduardo I de Inglaterra (el malo de Braveheart) estuvo enamoradísimo de una reina castellana. Se casaron en el precioso monasterio de Las Huelgas en Brugos y cuando ella murió, el rey erigió todo un reguero de cruces en honor de ella de las que aun se conservan alguna.

La sangre inglesa también ayuda a explicar lo rubitas que eran Isabel II y su hijita Catalina de Aragón. Así salen en los cuadros. Por eso es tan ridícula esa imagen de Catalina como una mujer muy morena casi bereber, como la caracterizan en muchas películas. Ya sabes: el tópico.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Si ud. cree, como dice, que bereber y moreno son sinónimos, es ud. mas ignorante de lo que yo creia.

Anónimo dijo...

Tu blog tiene tintes racistas, tus antepasados hicieron cosas terribles en América te guste o no, destrozaron culturas enteras, masacraron poblaciones enteras, es un hecho histórico, puedes tratar de justificarlo criticando la cultura de esas poblaciones pero eso no cambia nada. Me parece ridículo que uses una película de Mel Gibson para ilustrar un hecho histórico.
Debes estar consciente que gran parte de la riqueza de tu país vino del saqueo y la destrucción de pueblos y culturas americanas, no lo olvides.