Uno de los sintagmas más excesivos e irracionales que se emplean  en relación a las lenguas es el de “lenguas en peligro”. Hoy en día el  lenguaje se hace excesivo para impactar. Y debido a esto se crean  sintagmas alocados como “genocidio lingüístico” o “lenguas en peligro”  que pretenden clavarse en el corazón del lector para obligarlo a tomar  partido y apuntarse rápidamente a algún movimiento u organización que  defienda las lenguas de su extinción. Como si fuera el lince ibérico.
Al hablar de “lenguas en peligro” se pretende equiparar una lengua a  un organismo vivo y, de esta manera, incluirlas en la categoría del  águila imperial o el urogallo. Una lengua no es un organismo vivo que  deba ser protegido por el Estado, sino una creación del organismo del  ser humano. Ambas son cuestiones relacionadas pero no iguales. Como  tampoco se protegen las lágrimas, el sudor o una hez, es absurdo  proteger una lengua. Las lenguas no respiran ni enferman. No existen sin  el ser humano. Las lenguas existen cuando hay hombres que las quieren  hablar. Y mueren cuando a los hombres les dejan de interesar. Este hecho  que parece una tragedia no lo es. Ha pasado durante toda la historia de  la Humanidad y seguirá pasando a pesar de los millones de euros que se  gastan al día en preservar lenguas.
Los hombres han abandonado sus lenguas porque les venía mejor hablar  otra para sobrevivir. Aunque en el mundo rico occidental se considere un  avance gastar dinero en preservar lenguas, a la  Humanidad durante  milenios ni le preocupó ni le entristeció cambiar su lengua por otra.  Les preocupaba no pasar hambre y poder mantener una familia. Y, si para  eso tenían que abandonar su lengua, lo hacían sin trauma alguno.
Quizá la creación de obras en esas lenguas lleva a muchos a pensar  que las lenguas en que se han hecho esas obras han de preservarse, al  igual que se protegen esas obras. Pero se olvida que no son las lenguas  las que crean las obras sino los hombres que las hablan. Como tampoco se  preserva el cincel y el martillo con los que Miguel Ángel esculpió su  David. No fueron las herramientas sino la actividad cerebral de Miguel  Ángel y sus manos las que esculpieron el David. Cualquiera de nosotros  haría el ridículo con el mismo mármol, cincel y martillo con los que  Miguel Ángel esculpía.
Pero se tiende a pensar que cualquier hablante de una lengua es un  Cervantes en potencia y que cada frase que emite es un soneto bellísimo  que debe ser preservado. No obstante, la mayoría de la Humanidad se  comunica con su entorno en una lengua que habla a trompicones, con  pausas torpes, con repeticiones, comenzando de nuevo, dejando las frases  a la mitad, con caída de preposiciones, con errores de concordancia y  con incorrecciones léxicas. Es normal que alguien diga al cabo del día  una frase como “pásame el ése que está en el ése”. La frase no es bella  pero cumple la función de la lengua que es comunicar.
La lengua es una herramienta, a pesar de que se le adjudiquen  capacidades teológicas. Es común oír en las facultades de Filología que  dejar de hablar la lengua materna es como que a uno le corten el brazo.  Menuda necedad. Cómo se nota que nunca les cortaron un brazo y que  tienen su nevera repleta de comida y dinerito en la cuenta bancaria. La  Humanidad se juega la vida a diario para llegar a sitios donde perderá  su lengua a cambio de comer caliente y vivir en una casa confortable.
La lengua materna: ese mito. Establecen ese vínculo teológico como si  hablasen de la leche materna. Hay gente sanísima que se crió con  biberón y gente que abandonó su lengua materna a cambio de comida, casa y  prosperidad. Sin darse cuenta de que al abandonar su lengua y comenzar a  hablar la de su entorno estaban utilizando la lengua para la  primerísima función por la que fue surgiendo en los organismos de los  humanos: la comunicación.

 
 
5 comentarios:
Hola. Saludos desde Chile. Genial blog.
Sobre tu post, me surgió comentar lo siguiente: ¿qué ocurriría si al extinguirse una lengua, se pierde por ende una cultura completa? En un momento comparaste el cerebro de Miguel Ángel con el de cualquiera de nosotros... son los mismos, ya que somos de la misma especie... y si la lengua nos distingue de las demás especies, no diciendo que nos haga superiores, ¿por qué deberíamos permitir que se extingan las lenguas representativas de sistemas de vida únicos? Cuando los españoles invadieron la tierra que hoy llamo país, muchos de los pueblos originarios tuvieron que adaptarse, tal como tú lo planteas, para sobrevivir... pero ahí están los mapuches en el sur de Chile, manteniendo viva su cultura y haciendo que cada vez más y más compatriotas hispanoparlantes queramos aprender esa lengua, que mal que mal, es nuestra verdadera lengua materna.
De nuevo, saludos y geniales todos los posts que alcancé a ojear!!!
Agregado desde ya a nuestros favoritos!
Querido hermano de Chile:
Lo malo de hablar de cosas que contengan la palabra "cultura" es que se genera una gran confusión.
La palabra "cultura" tiene esa capacidad de añadir un aire de prestigio y santificación a todo lo que toca. Y esto hace que la discusión sobre la cultura sea difícil y confusa.
Cuando se dice que tal o cual pueblo tiene su "cultura" se da por hecho que esa cultura es valiosa. Ahí comienza el error, creo yo. Puede haber culturas insignificantes, poco valiosas, dañinas y que merezcan perecer.
Las lenguas se han extinguido durante toda la historia de la humanidad. Aunque no lo creas, se extinguen mientras tu y yo dialogamos en una lengua. No pasa nada. Lo que ocurre es que vivimos en un mundo que, de repente, le presta atención a esas cosas.
Todo proviene de creer que una persona es más "algo" si vive, fornica y muere en la lengua con la que nació. Eso es pura metafísica. Es imposible demostrarlo, pero creemos en esa cosa religiosa de la cultura. Como si te arrancasen el espíritu santo del corazón, por no hablar determinada lengua.
Yo creo que tú te puedes ver conectado con tu trocito de Bizancio, los árabes, vándalos, romanos, griegos, cartagineses, Pedro de Valdivia y Arturo Prat debido a la conquista española. Tú no hablas la lengua de bizantinos, árabes, vándalos, cartagineses y quizá te costaría entenderte con Pedro de Valdivia. Pero sí que puedes estudiar tu pasado y tus orígenes y recordarlos, preservarlos, conmemorarlos y estudiarlos. Para eso no hace falta ninguna lengua en concreto.
No hace falta saber latín para conocer Roma, Pompeyo, Cicerón, Plinio o el Coliseo.
Lo que pasa es que hemos creado una religiosidad en torno a la lengua que no es cierto.
Las lenguas existen cuando a los hablantes les interesa hablarlas. Las lenguas existen cuando en esa lengua la gente puede vivir bien. Las lenguas se preservan solitas cuando resulta provechoso amarse, comerciar, conocerse y tantas otras cosas.
A pesar de esa religiosidad, las lenguas están conectadas a actos humanos muy concretos y prácticos como vender, comer, criar hijos, lamentar un fallecimiento y reírse en una fiesta de cumpleaños. Cuando en una comunidad esos actos son mejor hechos en otra lengua una lengua se perderá, pero nacerá otra o ganará más hablantes.
Seguramente tu tienes más que ver con un español de Granada que con un mapuche, pero tienes tu libertad de sentirte parte de lo que quieras.
Las lenguas son herramientas de comunicación. ¿De que te serviría ser muy mapuche y muy arraigado en tu tierra si no fueras capaz de hablar español? ¿De qué te serviría ser muy mapuche si luego no fueras capaz de poder decirme nada, porque no hablases español?
Estudia mapuche y lo que quieras, pero no pierdas de vista las grandes lenguas como el español y el inglés. No eres menos mapuche por saber inglés y español.
El mapuche no es tu lengua materna. No por ser más antigua es más tuya. Según eso, la lengua de los españoles es el celta. ¿Tú crees que la lengua de los españoles es el celta? Si pensamos así, sería mejor irse aun más atrás y buscar la lengua neandertal. Esa es aún más antigua. ¿No crees que es absurda esa búsqueda de lo más viejo?
Tu lengua es la que hablas y la que te permite ser feliz, vivir bien y no pasar penurias. El resto es metafísica.
Un abrazo, hermano de Chile.
La única lengua en peligro es la tuya.
Cafeditox: No le hagas puñetero caso al demente este, se cree todo lo que ladra y rebuzna.
Si tu eres Mapuche, debes defender lo Mapuche, la lengua, la música, la cultura y todas las tradiciones de la tierra. No ves que éste tipejo no está bien de la cabeza ?
Este elemento traiciona sus propios orígenes, quizás por un gran complejo de culpa e inferioridad.
Juan, hola, entiendo muy bien tu postura, yo, a veces, pero sin tanta aclaración y estudio en profundidad de los conceptos, he hablado sobre esto, y siempre de manera enfrentada a esa fiebre de la conservación de la lengua, pero claro, sobre todo de las lenguas que te han movido para hacer esta reflexión, que sin duda no son las mapaches, ni sus infinitas lenguas vecinas.
Siempre dije que antes castigaban a los catalanes por hablar catalán, y ahora por hablar español, eso prueba por una parte que la represión es la misma, no solo la empleada por los oficialmente represores del viejo régimen, sino por los oficialmente libertadores nacionalístas de la actual democracia.
Es evidente que la clase política está utilizando el idioma como herramienta generadora de instintos nacionalístas con los que poder manipular a su pueblo, así como su hipotética cultura, como una cultura "mejor", pretexto para defenderla, pretexto para justificar su propia posición como defensor de esos valores. Efectivamente están sobredimensionando el valor de la lengua, más allá de su propia esencia, utilizándola como instrumento político.
!lastima!, siempre están los que lo creen todo y se suman.
Por cierto, una anécdota: En Nueva York se habla mucho español, siempre tienes a alguien cerca de habla hispana, y en un momento dado me encuentro, no con un suramenricano, no con un negro cubano.... Sino con un indio de la india, que inmigró a EEUU, tenía una tienda de electrónica, y resulta que sabía hablar español, así que le pregunté, que porqué sabía español, y me contestó, que tuvo que aprenderlo porque de lo contrario perdería gran parte de sus ventas.
Feliz año nuevo.
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