17 de diciembre de 2009

Puliendo el pasado


El Ministerio de Defensa de España ha prohibido que en la nueva etapa del Museo del Ejército se haga cualquier mención al dictador Francisco Franco. Y ha ordenado que se quiten las referencias a Franco de los textos que acompañan las exposiciones, citando especialmente el desembarco de Alhucemas. Así lo escribió Álvaro Martínez Novillo subdirector general de Patrimonio Histórico Artístico de Defensa:

"El art. 15.1 de la Ley 52/2007 -conocida como de la Memoria Histórica- es muy terminante en cuanto a las "menciones conmemorativas, de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la Represión de la Dictadura" (...) no se pueden ni deben citar en textos murales como ejemplo a soldados que, por las razones que fueran, vulneraron el ordenamiento constitucional vigente en su momento. Por ello, si se quiere citar el desembarco de Alhucemas, se citará sin referencia expresa al dictador. Y esto no es censura, sino respeto y acatamiento al marco legal vigente mientras no se demuestre lo contrario".

Es sintagma totalmente confuso el de “memoria histórica” porque la historia es y debe ser objetiva, pero la memoria siempre es subjetiva. La memoria ha de ser objetiva, aunque las interpretaciones puedan ser subjetivas. Se puede opinar de forma argumentada por qué Eduardo I de Inglaterra
expulsó a los judíos en 1290, pero los hechos son los que son. Al contrario, la memoria siempre es subjetiva porque siempre se recuerda lo que se quiere recordar más que lo que se vivió. Se recuerda bellísima a la chica que ahora es vulgar. Se recuerda magnífica la película que hoy es un bodrio. Se recuerda de modo subjetivo porque nuestra memoria está condicionada por nuestras vivencias, lecturas y percepciones.

Al amparo de la Ley de Memoria Histórica ya se habían cometido excesos no basados en el rigor con el que se aplicaba la ley sino por pura y simple ignorancia.

El Sindicato de Estudiantes
exigió en marzo de 2008 que un colegio público de Bailén en Jaén cambiase su nombre: el colegio de Bailén se llamaba 19 de julio. Exigieron porque el ignorante siempre exige. Se siente arropado en su ignorancia con el estímulo que le supone su mente emborrachada de ideología con la cual resuelve los problemas del mundo en menos de un folio. Lo que el Sindicato de Estudiantes ignoraba es que el nombre de “19 de julio” no se refería al alzamiento de Franco en 1936, sino a la Batalla de Bailén durante la Guerra de la Independencia contra los franceses. Pidieron perdón sin rebajar un ápice su arrogancia y dijeron: “El listado con los centros educativos vinculados aún al franquismo lo hizo el propio Sindicato, y asegura que ya ha sacado al 19 de julio de Bailén del mismo”. Miedo da pensar quiénes son las lumbreras que llevan a cabo esos listados.

También hablé en
glosas anteriores de cuando quisieron quitar el nombre de “Héroes de Baler” por franquista a una calle de Cáceres. El acontecimiento de los Héroes de Baler se refería a un hecho de 1899, cuando Franco tenía 7 años.

Es necrófilo y necrófobo este afán por eliminar y arrancar una parte de la historia de España. Nadie discutirá jamás que Francisco Franco fue un dictador pero, guste o no, forma parte de la historia de España. Al igual que la forman Carlos V,
el cura Merino, la expedición Malaspina, las guerras carlistas o Tejero. Recordar no es exaltar. Recordar no es glorificar. Recordar no es enaltecer. Recordar es no olvidar qué paso antes de que uno naciese.

Recordar es volver al colegio donde uno asistió de pequeño aunque le pegasen y le obligaran a rezar. Recordar es mirar las fotos del abuelo que nunca dio un abrazo. Recordar es buscar en Facebook a las antiguas novias o amigos. Recordar es saber mirar una catedral, un castillo o un acueducto sabiendo que vienes de ahí. Recordar es saber qué significa una cruz, aunque no seas creyente.

Es un poco ocioso recordar que el
desembarco de Alhucemas tuvo lugar el 8 de septiembre de 1925, cuando el futuro dictador era todavía coronel. Su misión le supuso ascender a general cuando faltaban once años para que encabezara la insurrección militar contra la Segunda República que dio lugar a la Guerra Civil Española y que dio paso a la dictadura encabezada por él.

Lo más triste del asunto es el deseo de meter mano en el
Museo del Ejército: un museo menor y olvidado que siempre estuvo arrinconado cerca del Museo del Prado; y que está fuera de la ruta habitual de los museos madrileños. Aznar tuvo la genial idea de llevárselo al Alcázar de Toledo que es el antiguo palacio que se hizo hacer Carlos V y que nunca habitó. Lleva cerrado más de 7 años con una inauguración que se retrasa más y más. Era previsible que la actual ministra de defensa doña Carme Chacón le diera un tinte de buenismo al museo, como viene aconteciendo últimamente con el Ejército. La señora ministra está en el Gobierno cuyo presidente acaba de decir que “La Tierra no pertenece a nadie, salvo al viento”

Les bastaría abrir unos cuantos libros para darse cuenta de que cualquier emperador romano o rey absolutista era mil veces más cruel y déspota que Franco. Más que nada porque vivieron siglos antes. Y no por eso se les borra de los libros. No parece que los franceses quieran extirpar de sus libros a Julio César a pesar de que 1.000.000 de galos murieron durante la
Guerra de las Galias. Ni parece que quieran derribar los restos romanos de Nimes o Arles. Tampoco, afortunadamente, los sirios o egipcios han pedido que se derribe la Acrópolis de Atenas por las conquistas de Alejandro Magno. O, sin ir tan lejos, aquí en España, erradiquemos de los libros y derribemos los monumentos romanos en honor a los nobles pueblos celtas e íberos que campaban a sus anchas antes de la tiránica invasión de Roma a partir del desembarco de Ampurias en el 218 A.C.

Creo que fue
Tucídides quien dijo que solo los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla.

1 comentario:

Tobias dijo...

Los alemanes también quieren extirpar al Adolfo y la mayoría se avergüenza de él. Pero no lo hacen a base de evitar contar la historia como fue, al menos me parece a mí. Lo de España, como siempre, parece de chiste.
Un abrazo!
T