10 de enero de 2011

Conductas y palabras





"Parece que los gitanos y gitanas solamente nacieron en el mundo para ser ladrones: nacen de padres ladrones, críanse con ladrones, estudian para ladrones y, finalmente, salen con [consiguen] ser ladrones corrientes y molientes a todo ruedo[siempre]; y la gana del hurtar y el hurtar son en ellos como ac[c]identes inseparables, que no se quitan sino con la muerte". 


El párrafo anterior lo escribió Miguel de Cervantes al comienzo de su novelita llamada "La Gitanilla". Se podría incurrir en el error de creer que Cervantes era un racista. Esos conceptos de racismo no existían a principios del siglo XVII que es cuando Cervantes escribió. Si acaso, el mundo se dividía en fieles e infieles. Aunque, por supuesto, se tendría ojeriza a ciertas gentes de ciertos lugares. Como también se tendría ojeriza a los gitanos. Cervantes, al igual que cualquiera de nosotros, tenía sus vivencias y sus lecturas. También tenía sus prejuicios y sus ideas preconcebidas. En eso no se diferenciaba de nosotros. 


Es imposible saber qué vivencias tuvo con los gitanos para comenzar así su novelita. A la vez, el mundo de los gitanos le pareció lo bastante atractivo como para escribir sobre ellos. Más que racismo, en Cervantes habría desconfianza por gente que hace cosas distintas, o que habla otras lenguas, o que tiene costumbres distintas a las nuestras. Como animales de hábitos que somos, más que el color es la desconfianza hacia lo nuevo lo que genera las actitudes tildadas de racistas.  Pero es bueno que las creaciones se impregnen de los prejuicios de su época, ya que nos ayuda a entender el pasado. 


Todo esto viene a colación de la nueva edición de Huckleberry Finn, obra escrita por Mark Twain, que ha sido expurgada de palabras ofensivas como "nigger" e "injun". La corrección política considera que es abominable que el libro incluya estas palabras hirientes. 


La palabra "nigger" tiene un uso peculiar. Es muy ofensiva cuando la utiliza un blanco para dirigirse a un negro; pero pierde su valor peyorativo cuando un negro la usa para hablar con otro negro. 


Al hilo de estas tendencias, quizá un día se pida prohibir o expurgar La Odisea por el asesinato sin juicio que perpetra Ulises sobre los pretendientes de Penélope. Como puede leerse en este canto XXII. Podría inducir a ciertas personas a tomarse la justicia por su mano. 


Estos intentos de prohibiciones o expurgaciones no son nuevos. Hace tiempo que se quiere prohibir el cómic Tintín por racista






En Bolivia, el gobierno de Evo Morales, desea que ciertas obras sean leídas con la asesoría de un burócrata que sabe mejor que el individuo lo que es mejor para él. Dicen que obras antiguas hieren el sentimiento indígena


Hace años hubo mucha polémica, porque un profesor de la Complutense fue acusado de racismo en sus escritos. En este caso el uso de las palabras entró en conflicto con la libertad de cátedra.  


Todos estos casos parecen querer decir que las palabras crean conductas. Esta creencia de que las palabras generan conductas ha sido expuesta por quienes aseguran que la congresista demócrata Gabrielle Giffords fue disparada en la cabeza por la "incitación" que, al parecer, llevó a cabo la política estadounidense Sarah Palin. Ya hay quien usa términos militares para hablar de que Palin incitó el tiroteo. El columnista Paul Krugman habla aquí de un "clima de odio" instigado por los republicanos. 


Aunque también es cierto que los demócratas no escapan a esta terminología militar, como se ve en la foto. Se habla de "targets", es decir, objetivos. 




O en esta otra foto. 




Sea como fuere, es una vieja discusión saber si las palabras incitan conductas reales. Es cierto que España se protege contra la apología del terrorismo. 


Pero no parece quedar claro si la lectura de literatura erótica incita a cometer violaciones. O si los insultos que se lanzan en un partido de fútbol contra el árbitro incitan o no a la violencia. Yo creo que, más bien, la calman. 


Me inclino a pensar que, aparte de sostener que hay palabras que incitan conductas, hay siempre una tendencia a hallar la raíz del mal en causas ambientales. Siempre es más fácil hacer política o periodismo con una raíz ambiental que entrevistar al cerebro del asesino.








7 comentarios:

Tobias dijo...

Toma ya, ya he leído esta también. No entro en la discusión de si las palabras incitan a conductas, me imagino que en cierto modo pueden influir. No es eso lo de la programación neurolingüística? En cuanto al libro tuneado sin 'niggers', dice la noticia que es una editorial que quiere modificarlo así, no es un decreto o una ley. Estaría interesante ver su éxito de ventas. Por cierto, es ilegal modificar versiones originales de clásicos?
T

Ángel dijo...

Ilegal no creo que sea, Tobías (por cierto: también habría que plantearse qué entendemos por un clásico y qué no: la noción es cambiante). Lo que pasa es que falsea una realidad histórica, pues un texto --como todo-- es lo que es, se escribió como se escribió. Pero de toda la vida de Dios se han tocado, toqueteado y resobado los textos literarios. En nuestra infancia estaban aquellas colecciones de Bruguera donde se hacía lo que le daba la gana al adaptador con los textos, y encima se le ponía una especie de tebeo en las páginas impares (las de la derecha). El problema está en no advertir que el texto está versioneado y retocado, es decir, en hacerlo pasar por original. Esa sería una jugada sucia. Y falsamente consoladora, además, porque el autor escriió lo que escribió, no estas otras palabras.

También es verdad que las minorías (y las mayorías) indígenas o sexuales o religiosas, o de otra índole, pueden sentirse insultadas. A veces con buen motivo, otras con muy escsas y endebles razones. Muy relativo todo. El problema empieza a ser serio cuando los intolerantes sientan cátedra, en sentido real o metafórico. Entonces... ¡Dios nos coja confesado! Porque además, vete a saber por qué, hay gente muy ignorante entre todos esos puritanos. Pero mucha, mucha. En fin, que como decía uno de los buenos en El nombre de la rosa, lo que da miedo de la pureza es la prisa. Por cierto, que Umberto Eco tiene también un buen artículo sobre estas cosas de la corrección política.

Juan Pablo Arenas dijo...

Todo este asunto del disparo a la congresista se ha focalizado en la cuestión de las palabras incitadoras, pero no ha habido análisis hacia los magnicidios que siempre han existido.

Acordémonos de Abraham Lincoln, Fernando el Católico en 1492 o Enrique IV de Francia. Fernando se salvó por los pelos, pero el resto no lo pudo contar.

Y es cierto lo de la manipulación de los libros. Cogerse cualquier librito de la época de Franco es muy hilarante. Estaban cargados de datos, aunque manipulados hasta el hastío. Ahora ya no hay datos y de la exaltación imperial se ha pasado a la culpa más acendrada.

Aún conservo unas biografías de Editorial Toray que eran deliciosas. En una prosa que ya quisieran muchos periodistas ensoberbecidos, se narraban -a su manera- hechos que tenían que ver con la historia de España. La parte del cómic estaba muy adelgazada y adulterada, pero qué gozada era leer eso.

Las programaciones neurolingüísticas tienen más de mito que de realidad. Como esas inducciones post-hipnóticas de las películas de espías que nada tenían de cierto. Al final, la voluntad del individuo es más férrea de lo que se piensa.

JP.

Ángel dijo...

Bueno, en cualquier caso esas adulteraciones, edulcoraciones, etc., son cosa ya antigua. Yo no me refería exactamente a textos como las biografías esas de Toray, apreciado Oyarzun, ni tampoco a la época de Franco. Las adulteraciones vienen desde antes de esa dictadura y han proseguido hasta hoy.

Por fortuna parece (aunque no estoy muy al tanto) que el impacto de la "corrección política" en algunos terrenos es algo menor en España que en otros países occidentales... Entre los que destaca, por su tontuna, Estados Unidos. A mí el modo de ser de allá me gusta más bien poquito. No digamos ya en los ámbitos que podríamos llamar culturales. Buf, qué poca finura gastan, qué estrechez de miras...

En cuanto a lo otro, eso del tipo que se lía a pegar tiros a la concurrencia es tan tradicional en los EE. UU. como aquí los toros, así que no tendría por qué haber una reacción directa entre las soflamas del Tea Party y la acción de este mengano concreto. Pero claro, si juegas con fuego al final acabas quemándote o quemando a los demás...

La difusión de consignas influye, ¡ya lo creo que influye! En épocas y regímenes dictatoriales, la gente mata (y se deja matar) por consignas, por palabras, por instrucciones. Por consignas se inmolan los terroristas musulmanes. Y en un terreno más pedestre: la publicidad está hecha de consignas, y se le supone eficacia...

Juan Pablo Arenas dijo...

A mí lo que me entristece de todo esto -aunque no es nuevo- es constatar que lo verosímil vuelve a ganarle a lo veraz.

La relación entre Palin y el francotirador ya la han establecido. Ayer un titular decía "Hollywood condena a Loughner".

Luego se quejan de Guantánamo, pero la prensa es la primera en vincular acontecidos antes de que lo hagan los jueces y policías.

Da igual lo que pase a partir de ahora. EL juicio instalado será lo que han dicho ellos.

Ángel dijo...

Ya, ya... No te falta razón, aunque ya sabes que on muchas cosas discrepo de ti. Ciertamente hay dobles, y aun triples, varas de medir...

Juan Pablo Arenas dijo...

Disiente, disiente todo lo que quieras.

Para que me dieran la razón ciega ya tenía a mi abuela, jejeje.

JP.