4 de enero de 2011

La civilización

Aunque el discurso nacionalista suele decir que lo más importante de una nación son los elementos culturales como la lengua, lo cierto es que no es así. 


Solo las naciones que disponen de estilos de vida acomodados pueden emplear su tiempo en crear productos culturales para ser consumidos. Por eso el teatro y la literatura se dan en naciones o imperios que generan riqueza a fin de que los ciudadanos posean una cantidad de dinero con el que -libremente- puedan consumir esos productos culturales. Ninguna sociedad que sobreviva mediante una economía de subsistencia puede gastar sus recursos en crear o adquirir productos culturales. Y solo las naciones acomplejadas y decadentes como la española pueden gastarse 12.000 euros por sesión para utilizar todas las lenguas de las Autonomías en el Senado. 


Este gasto innecesario prueba que el multilingüismo genera pobreza. Para muchas personas, el enriquecimiento es cultural. Pero el enriquecimiento cultural es vago e indeterminado. Quien habla de enriquecimiento cultural utiliza un lenguaje que se aproxima a lo religioso porque no usa referentes claros, sino etéreos y difusos. No se sabe qué cosa es la cultura, como tampoco se sabe qué es Dios. 


Se suele medir la civilización en términos culturales. Pero son elementos materiales y tangibles los que realmente le dan a una nación la categoría de civilizada. 


El nacionalismo suele ir en contra de la civilización porque enmienda y desvía las tendencias naturales del hombre. Lo natural en el hombre siempre fue hablar una sola lengua, mejor que tres. El hombre ha ido asesinando lenguas a lo largo de su historia sin remordimiento alguno, porque no estaba impregnado del mito de la cultura. El hombre siempre utilizó las lenguas para comunicarse y por eso habló algunas y dejó de hablar otras. Y lo hizo porque buscaba la civilización.  Y lo hizo así porque, para disfrutar de las bondades de la civilización, es más fácil hacerlo en una lengua que en veinte. 


El grupo inglés de humor Monty Python construyó la mejor definición sobre qué es la civilización. La civilización se compone de esa serie de factores que parecen superficiales e incluso frívolos a quien los disfruta sin valorarlos.





El rostro del genial John Cleese es un poema en sí mismo. 



12 comentarios:

ed dijo...

Estoy bastante de acuerdo, pero siguiendo esta lógica, ¿estaríamos dispuestos a renunciar al Español en pro de una lengua universal? ingles o chino por ejemplo.

Juan Pablo Arenas dijo...

Hace años que propugno una ley que jamás prosperaría en España, donde los románticismos por las lenguas neandertales ha obnubilado el objetivo que deberían tener.

Las lenguas son meras herramientas que se han transfigurado en objetos de adoración y de enfrentamiento.

A mí me gustaría que en España se enseñase en inglés y que luego la gente en su casa o por sus propios medios les enseñase a sus hijos lo que les diese la gana, pero la enseñanza en inglés.

Yo renunciaría mañana mismo, ante notario, a mi lengua opresora a cambio de un chip que me volviese hablante nativo de inglés. Solo de pensar en todo el mundo que se abriría ante mí, se me hace la boca agua.

JP.

ed dijo...

Me temo que estamos demasiado de acuerdo.

un saludo.

Tobias dijo...

Jajaja, yo en líneas generales estoy de acuerdo contigo, aunque me ha pillado tu texto coincidiendo con un capítulo de Tribes, de la BBC. Si los encuentras por ahí, mírate algunos. Es curioso, aparecen tribus que no quieren aniquilar al vecino, de hecho, prefieren no tener contacto con el vecino o con nosotros y seguir viviendo en su propio mundo y en la tierra que vivieron desde hace siglos. En el capítulo que yo vi, lo más cruel que salía era que le partían las ancas a las ranas para que siguiesen vivas una vez cazadas. Es posible que el video estuviese editado desde el prisma 'socialdemócrata' que tanto te gusta, pero en todo caso se plantea la pregunta de si tenemos nosotros el derecho de 'civilizarlos'? Estarían mejor civilizados? O es por nuestro interés? Me suena al marido que zurra a su mujer por su propio bien y a quién le duele más que a ella, jajaja.
En fin, está claro que lo de los 12000 se permite en la España de risa que tenemos (mira la última Patente de Corso de Reverte, te meas). De todas maneras, lo que empobrece a unos, enriquece a otros ;).
Abrazotes suomalaisetes!
T

Juan Pablo Arenas dijo...

Amado Tobías:

Me miraré tu recomendación.

En relación a la supuesta bondad que siempre se quiere exaltar en los humanos más primitivos, hay un libro muy ilustrativo.

Se llama "El antropólogo inocente" y lo escribió Nigel Barley. Hace tiempo que quiero escribir una entradita sobre él.

Barley se plantó en Camerún para comprobar el mito del buen salvaje y la bondad de cualquiera que no sea occidental. Se encontró con una pandilla de bestias que eran los dowayos que exigían metralletas para terminar con los pesados antílopes de quienes estaban hasta el gorro. Y se admiraban de lo efectivos que eran los pesticidas. Decían: es que lo echas en el río y mata todo. Y los tíos tan felices, jajaja.

Toma mito del buen salvaje :))))

JP.

Juan Pablo Arenas dijo...

Ya leí al maestro Reverte.

Pero nos lo merecemos. Esta tontería la han hecho las Pajines y las Aídos y todos los que alguna vez aplaudimos directa e indirectamente estas bobadas.

Nos está bien empleado.
JP.

Juan Pablo Arenas dijo...

Y no sé si tenemos o no el "derecho" que es una pregunta capciosa. Ambiguo y engaño término eso de "derecho".

Lo cierto es que millones de humanos quieren entrar dejándose la vida en el Occidente rico y opresor. Y renuncian voluntariamente a sus lenguas, sus idiosincrasias y sus costumbres a cambio de casas, calefacciones y comida barata.

Creo que no hace falta obligarlos. Ellos mismos vienen sin que haga falta persuadirlos.

Creo que la reticencia viene siempre de que Occidente contamina lo que toca. Expresado en diversas formas, claro está.

Como en el caso de Haití donde se es reticente a la invasión occidental que trae el apestoso orden burgués de agua mineral potable y vacunas. ¿De verdad no sería magnífico que EEUU los convirtiera en un estado más? Sería lo mejor que les podría pasar. ¿Qué existe salvable en Haití cuando solo hay miseria?

JP

Tobias dijo...

Jajaja, sabía que me vendrías con el buen salvaje. Pero dejémoslo hasta que veas el documental. Habrá tribus y tribus, y si algunas solo piden que les dejen seguir viviendo como hacían desde siempre, por qué darles canalización y zapatos? Tiene que ser todo siempre extremo? Como nosotros o contra nosotros?
Voy a ver tu nueva entradita :)
T

Ángel dijo...

Hola. Qué animao está esto... Tampoco yo me creo casi nada del "buen salvaje", o mejor aún, de ese supuesto que, entre nosotros, da por hecho que quienes están, digamos, cercanos a un territorio lo organizan todo mejor, y de forma más concorde con la pureza innata. A menudo se produce el caso de que se permita decidir, supongamos, a los habitantes de un pueblo perdido en unos idílicos bosques... y decidan talarlos de raíz y repartirse los cuartos. Creedme, he conocido experiencias similares... Y ahora recuerdo haber visto un par de reportajes muy instructivos sobre los esquimales (perdón: los innuit) canadienses, bastante satisfechos de haber dejado su durísima vida nómada... Por cierto, que en cuanto se les concedió la semiindependencia de que ahora disfrutan, optaron sin dudarlo por abrir gigantescas minas de oro, arrendadas a los sudafricanos (que no creo destaquen por su respeto al medio). Justo aquello que al gobierno canadiense, antes, ni se le había pasado por la cabeza acometer, por ecológico sentido común.

Ángel dijo...

Ah, por cierto, y lo de los 12000 euracos del ala es una jaimitada monumental. Qué cretinez, madre...

Juan Pablo Arenas dijo...

Creo que el afán por preservar al primitivo en su supuesta idílica primitivez tiene varias raíces.

Al occidental le fascina darse un garbeo por los mundos salvajes para reencontrarse con sus orígenes. O eso cree él. Lo observo en mi madre y sus amigas que sueñan con viajar a Kenia o la India. Lo de Kenia les excita por ver fornidos masais haciendo cosas primitivas como beber sangre y corretear desnudos. Supongo que hay hasta un punto erótico en la observación a los masais. Luego resulta que el masai quiere tener su teléfono móvil y el encargado de turismo de la zona reprende al masai para que lo esconda y al occidental no se le fastidie la foto.

Por otro lado, la India excita por su espiritualidad. Aunque no sé si alguien podría explicarme qué es eso de la espiritualidad. Les fascina ver un santón rezando en un callejón de Calcuta, pero les parece una gilipollez un pastor evangélico gritando con un micrófono. Parece que el ritual atrae cuanto más primitivo es.

De todos modos, yo intentaba plantear más bien una oposición entre cultura y realidad. Al hilo del terremoto de Haití se habló una y otra vez de que los yanquis tenían que irse porque amenazaban la "cultura" de los haitianos. ¿De qué cultura hablan? Supongo que se refieren a países sin agua potable, sin alcantarillas, sin hospitales y ni hablar de universidades. Y la socialdemocracia clama: ¡¡han de irse!! ¡¡Yanquis fuera!!

Que se vayan y se lleven sus vacunas y su agua potable. Y el socialdemócrata se soba la tripa satisfecho por haber librado a una tierra pura del hediondo influjo de los yanquis y de Occidente. Y los deja abandonados en su miseria, pero contento por desyanquizar la región.

¿Obligarlos? Según los casos. Me alegro de que EEUU impusiera la democracia en Alemania y Japón.

Cuando hablo de que me pareció bien la invasión de Iraq, me llaman de todo. Pero luego les pongo otro ejemplo. ¿Te habría gustado que EEUU hubiera invadido España y derrocado a Franco, evitando así la dictadura? Todos contestan que sí. Es decir, cuando hubieran sido ellos quienes disfrutasen de la democracia les parecería bien el uso de la fuerza. ¿Se habrían opuesto miles de españoles a la intervención yanqui en España? Muchos, por supuesto. ¿Nos habría venido bien? Yo creo que sí. ¿Puede salir un mundo libre y próspero de una guerra? Alemania y Japón.

Anónimo dijo...

Yo renunciaría mañana mismo, ante notario, a mi lengua opresora a cambio de un chip que me volviese hablante nativo de inglés. Solo de pensar en todo el mundo que se abriría ante mí, se me hace la boca agua.

Tu no sabes lo que quieres ni lo que eres.