
El adjetivo “nacional” se ha convertido en un adjetivo sucio, soez, cargado de connotaciones fascistas, centralistas, mesetarias y opresoras.
El Instituto Nacional de Meteorología cambió su nombre a Agencia Estatal de Meteorología, quizá porque todos sabemos que las naciones auténticas son Galicia, Cataluña o el País Vasco pero España es solo un triste y modesto Estado Español. “Estatal” es progresista pero “nacional” es fascista.
Acaso lo único “nacional” que nos va quedando sin que se sienta vergüenza ni desdoro es el DNI que aún sigue siendo el Documento Nacional de Identidad. Aunque podría ser en breve el DEI, o sea, Documento Estatal de Identidad.
El pasado 10 de noviembre se celebró en Alicante el undécimo Campeonato de Tortilla de Patatas de España. El ganador fue un bar de Bilbao llamado Izaro. Como puede verse en la foto, ellos consideraron obsceno catalogar su tortilla como “española” así que la motejaron de “estatal” que en la mente de un vasco de orden es una palabra desprovista de tintes fascistas, centralistas, mesetarios y opresores. Curiosamente, en su página sí que han puesto el cartel del concurso donde aparece la palabra maldita.
El ínclito caballero don Gaspar Llamazares ex-coordinador de Izquierda Unida dijo que Radio Nacional de España debería quitarse el adjetivo “nacional” y llamarse Radio Española pues así, con el adjetivo “nacional”, tenía connotaciones franquistas.
Es curioso que sea la izquierda quien tan gustosa reniega del adjetivo “nacional” o del sustantivo “España”. Ellos, que son tan laicos y antirreligiosos, se aplican el mismo rasero que los judíos que tienen prohibido decir “Jehová”. Las palabras tabúes son poderosas: da igual que se sea rojo o judío. Es como que la laringe o las cuerdas vocales de los pueblos oprimidos fueran a llenarse de pus al pronunciar ciertos términos. Como si la garganta les fuera a segregar materia fecal. Este ridículo miedo a proferir algunas palabras fue ironizado con maestría por el grupo inglés Monty Python.
El Instituto Nacional de Meteorología cambió su nombre a Agencia Estatal de Meteorología, quizá porque todos sabemos que las naciones auténticas son Galicia, Cataluña o el País Vasco pero España es solo un triste y modesto Estado Español. “Estatal” es progresista pero “nacional” es fascista.
Acaso lo único “nacional” que nos va quedando sin que se sienta vergüenza ni desdoro es el DNI que aún sigue siendo el Documento Nacional de Identidad. Aunque podría ser en breve el DEI, o sea, Documento Estatal de Identidad.
El pasado 10 de noviembre se celebró en Alicante el undécimo Campeonato de Tortilla de Patatas de España. El ganador fue un bar de Bilbao llamado Izaro. Como puede verse en la foto, ellos consideraron obsceno catalogar su tortilla como “española” así que la motejaron de “estatal” que en la mente de un vasco de orden es una palabra desprovista de tintes fascistas, centralistas, mesetarios y opresores. Curiosamente, en su página sí que han puesto el cartel del concurso donde aparece la palabra maldita.
El ínclito caballero don Gaspar Llamazares ex-coordinador de Izquierda Unida dijo que Radio Nacional de España debería quitarse el adjetivo “nacional” y llamarse Radio Española pues así, con el adjetivo “nacional”, tenía connotaciones franquistas.
Es curioso que sea la izquierda quien tan gustosa reniega del adjetivo “nacional” o del sustantivo “España”. Ellos, que son tan laicos y antirreligiosos, se aplican el mismo rasero que los judíos que tienen prohibido decir “Jehová”. Las palabras tabúes son poderosas: da igual que se sea rojo o judío. Es como que la laringe o las cuerdas vocales de los pueblos oprimidos fueran a llenarse de pus al pronunciar ciertos términos. Como si la garganta les fuera a segregar materia fecal. Este ridículo miedo a proferir algunas palabras fue ironizado con maestría por el grupo inglés Monty Python.